El confinamiento, que además de teletrabajar me permite salir a aplaudir a las ocho de la tarde a aquellos que están en primera línea de esta batalla sociosanitaria que estamos sufriendo, también me deja tiempo para leer e informarme, porque el saber no ocupa lugar, ya lo dice el dicho popular.

Y a pesar que, la mayoría de ustedes, como yo, que desde el 14 de marzo actuamos con responsabilidad frente a la rebeldía por el bien común, confinados en nuestras casas y sin más vida exterior que la compra esencial, los balcones y las ventanas vemos como el Gobierno en vez de premiar esta resiliencia en la que vivimos nos impone el resilencio. Yo siempre he dicho que pensar de forma diferente no es crispar, sino discrepar que es lo que se necesita para llegar a acuerdos, una de las bases de la democracia, pero no basta con defenderlo, sino con entenderlo y practicarlo.

Convendrán conmigo que la mentira no deja de ser una arma destructiva. El otro día leyendo a un autor francés decía que la clase que ostenta el poder, ostenta al mismo tiempo los medios de presión, los medios para formar la opinión de modo artificial y los medios para mantener los prejuicios para practicar la mentira.

Si tenemos en cuenta la situación actual, que la clase política haya entrado en este juego, es porque claramente está más preocupada de su reputación social que de los problemas de la sociedad y no son pocos.

Ayer Sánchez decía que la pandemia tiene como objetivo acelerar cambios que ya venían de hace años: el cambio en el teletrabajo, en el consumo, hacia la digitalización y la automatización, hacia nuevas formas de gobernanza mundial. En estos nuevos cambios, supongo que incluirá la nueva gobernanza de España. Muchos de los españoles ya nos hemos adaptado a estos cambios, por el contrario, él no sé si está preparado para los que le depara el futuro. A los españoles nos hacen falta tests para intentar recuperar la normalidad, sin embargo, en esta crisis, nos ha sobrado tiempo para testar al Gobierno. Su gestión les ha puesto a prueba y han dado negativo. Ay esta España mía, esta España nuestra… Ay, ay.

*Portavoz adjunto Cs Castellón