Querido lector:

La actualidad manda. Y más si se sale de lo normal y trata sobre temas polémicos como la protesta que tuvo lugar ayer a cargo de los taxistas en el campus de la Universitat Jaume I con motivo de la participación en las sesiones del XIX Congreso de Turismo de la UJI de un representante de Uber, la empresa internacional que proporciona a sus diversos clientes una red de transporte privado a través de una app que conecta a los pasajeros con conductores privados de vehículos previamente registrados en su servicio.

Como se preveía y por mucho que el rector diera la cara para enfatizar ante los manifestantes que la Universidad es garantía de la libertad de expresión, de pensamiento y de conocimiento más absoluta, también la de Uber como una realidad tangible hoy en día, los taxistas provenientes de toda la Comunitat Valenciana y Cataluña denunciaron la competencia desleal que les supone, la amenaza de perder miles de puestos en nuestro país y la falta de posicionamientos claros de las autoridades para regular o no sobre esta problemática. Y claro, ante la clara amenaza de perder el sustento... no hay argumento factible.

Sin embargo, la UJI también fue noticia ayer por su proclamación en uno de los actos conmemorativos de su 25 aniversario dedicado al emprendimiento, como universidad emprendedora. Entre sus objetivos, romper el tópico de que los estudiantes mayoritariamente pretenden ser solo funcionarios como salida laboral, ofreciéndoles herramientas desde la formación para promover distintas iniciativas empresariales y laborales.

El acto no fue tan noticioso como el de la protesta a la que hacía referencia pero sí, seguro, más transcendente. Ahora mismo hay más de 14.000 estudiantes cursando en Castellón sus titulaciones, posgrados y másteres... en la UJI y todos ellos con la incertidumbre de su futuro por la existencia de uno de los entornos más hostiles ocasionados por la crisis económica. Y en esta situación, la luz que puede suponer una universidad que inculque emprender no tiene precio.