Uno de los puntos que más distancian al bloque de España e Italia con respecto a los países del norte es el de mutualizar la deuda, es decir, compartir el riesgo de la que se emita. De ahí que se haya hablado de ‘coronabonos’. Es mucho más solvente y con menos prima de riesgo como activo financiero uno que cuente con la suma de todos los países de la eurozona, incluída su locomotora, Alemania, que las deudas que individualmente pueda emitir cada uno de los países.

La respuesta en la que trabajan los gobiernos europeos tiene tres ingredientes: una línea de crédito a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad o fondo de rescate europeo (MEDE) de 240.000 millones de euros, un aumento de las garantías del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para elevar la capacidad de

inversión hasta los 200.000 millones y el nuevo fondo para financiar los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) con 100.000 millones de euros.

El Consejo Europeo que tuvo lugar el 26 y 27 de marzo, con los 27 jefes de Estado y de Gobierno de la UE, fracasó en su intento de dar una respuesta conjunta a la crisis sanitaria. Chocaron por lo de siempre: por la negativa del norte -Holanda, Austria, Alemania, Finlandia- a mutualizar la deuda como exigen países como España o Italia y por las resistencias del sur a aceptar las condiciones que quieren imponer los del norte para acceder al dinero del fondo de rescate europeo.

Las distintas instituciones europeas no tienen la decisión final en sus manos, pero sí teledirigen el debate e intentan aunar las posturas de los distintos estados miembros. Ante la cita clave del Eurogrupo los presidentes de éste, Mário Centeno; el del Consejo Europeo, Charles Michel; la de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; y la del Banco Central Europeo, Christine Lagarde lo tenían claro: utilizar todos los instrumentos ya existentes pero sin cerrar ninguna puerta.

Europa afronta uno de sus mayores retos. Antes de la trascendental reunión de ayer, el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, afirmó que los ministros de Economía iban a debatir, en respuesta a la crisis del covid-19, el paquete de apoyo «más ambicioso y grande» que jamás ha preparado el órgano que reúne a los titulares económicos de la eurozona. Con todo, en la videoconferencia, también participaron ministros de los países que no han adoptado el euro.