El 2016 fue un año negro para el tráfico, pues, tras más de una década de descenso, la curva de la siniestralidad encaró de nuevo la subida, con 1.810 fallecidos, 121 más que el año anterior, de los que 78 murieron en ciudad. La mortalidad se cebó con ciclistas, peatones y motoristas.

Son las conclusiones del balance definitivo de la siniestralidad vial del 2016 que ayer viernes dio a conocer la Dirección General de Tráfico (DGT) y que sitúa en 39 la tasa de fallecidos en accidente de tráfico por millón de habitantes, tres más que la registrada en el 2015, aunque por debajo de la media europea (51) y con mejores datos que Francia, Alemania, Italia o Finlandia.

En total, perdieron la vida en 102.362 accidentes de tráfico 1.810 personas --un 7% más que en el 2015-- y otras 9.755 fueron heridas que necesitaron ingreso hospitalario. De los fallecidos, 519 perecieron en siniestros ocurridos en vías de ciudad, lo que supone un incremento del 18% (78 muertos más), mientras que el aumento de los fallecidos en carreteras fue del 3% (43 más).

En el 2016 murieron 67 ciclistas, 343 motoristas y 389 peatones, por los 58, 329 y 367, respectivamente, del ejercicio anterior. «No son cifras que nos hubiera gustado ofrecer», lamenta el director general de Tráfico, Gregorio Serrano, en el comunicado del balance consolidado de la siniestralidad del 2016, un año en el que, según recuerda la DGT, crecieron el parque automovilístico (un 2,2%), el censo de conductores (un 0,63%) y, especialmente, los desplazamientos (un 5 %), con 392 millones de movimientos.

Para expertos y asociaciones de víctimas el informe de la siniestralidad en el 2016 revela una fotografía preocupante. Según STOP Accidentes, DIA y el Instituto Pons de Seguridad Vial, son diversos los factores que incidieron en este aumento, pero ponen el foco en la vigilancia, la velocidad y en el incremento de ciclistas y motoristas en las vías.