Amy Adams presenta en el concurso de la Mostra 'La llegada', que en realidad es como dos películas en una: una buena y otra mala. La buena, que recuerda a 'Encuentros en la Tercera Fase', es la historia de la visita a la Tierra de unos alienígenas y del fascinante proceso emprendido por una lingüista para aprender a comunicarse con ellos. La mala, la historia de una madre que pierde a su hija, está lastrada por trampas narrativas, el tipo de tics estilísticos que Terrence Malick ha convertido en chiste y una metáfora de lo más obvia sobre la necesidad de unidad y tolerancia entre los pueblos. El trabajo de Adams en la piel de esa lingüista y esa madre es responsable de mucho de lo bueno y de poco de lo malo.

'La llegada' es más una película con alienígenas que una sobre alienígenas. En efecto. Es una película sobre nuestro modo de comunicarnos, y de transitar por el mundo, y de tomar decisiones. Es importante que entendamos que la única manera de comunicarnos con el otro es empatizando con él, y eso es algo que no se tiene en cuenta al tomar decisiones políticas.

¿Diría que el mensaje de unidad y tolerancia que posee la película es especialmente relevante en el tiempo actual? Es incluso más importante ahora que cuando rodamos la película. Estamos cada vez más cerca del colapso. O a lo mejor yo me siento así porque es año de elecciones en mi país y los sentimientos están más a flor de piel. No quiero hablar de política, porque podría herir sensibilidades. Mi padre leerá lo que digo, o mis cuñados, y entonces el día de Acción de Gracias me amargarán la comida.

El hecho de ser madre, ¿hace que meterse en la piel de una mujer que pierde a su hija resulte más complicado? Ser madre de ningún modo me prepara para ser capaz de entender una tragedia como esa. En todo caso, es cierto que mi hija ha cambiado mi manera de entender esta profesión. Desde que soy madre elijo otro tipos de papeles. El tiempo pasa, todos maduramos y ahora veo el mundo de otra manera; me importa más el sentido de las cosas que hago, y cómo esas cosas afectarán a mi hija.

Las quinielas dan por hecho que será candidata al Oscar por sexta vez, por 'La llegada' o por la otra película que presenta este año en la Mostra, 'Nocturnal Animals'... Cuando era adolescente quería ser bailarina más que nada en este mundo, e hice lo que pude para tener unas piernas largas pero fue inútil. Es decir, si algo no te pertenece, no servirá de nada que te obsesiones por lograrlo. Así que intento no pensar en el Oscar y concentrarme en el trabajo.

¿Cómo convive con el hecho de ser una de las actrices más importantes de Hollywood? Estoy muy lejos de entrar en la lista 'Forbes', se lo garantizo. Me alivia haber dejado atrás la época en la que no podía ni pagar el alquiler, aunque ahora tengo otras ansiedades. Soy feliz, pero no soy tan ingenua como para creer que un mero momento de éxito te eximirá de todo el dolor consustancial al ser humano.