Un pequeño asteroide del tamaño de una casa -entre 15 y 20 metros de diámetro- pasará hoy a unos 42.000 kilómetros de la Tierra, una distancia escasa en términos astronómicos, equivalente a una décima parte de la distancia a la Luna, pero que no implica el más mínimo riesgo, según las agencias espaciales de Estados Unidos (NASA) y Europa (ESA), las universidades de Arizona y Maryland y diversos observatorios que participan en el seguimiento conjunto. Esa altura orbital supera hasta a la de los satélites de comunicaciones geoestacionarios.

El objeto, bautizado como 2012 TC4, lleva una velocidad relativa con respecto a la Tierra de 7,3 kilómetros por segundo. El mayor acercamiento a la Tierra se producirá sobre la Antártida a las 15.42 GMT (17.42 hora española peninsular). Sin embargo, no será visible a simple vista ni siquiera desde Australia u otros territorios cercanos. Salvo que gira alrededor del Sol en 609 días y que volverá en el 2050 a una distancia aún superior, pocas cosas más se saben de él.

Este encuentro con TC4 está siendo utilizado por cazadores de asteroides de todo el mundo para probar su capacidad para operar como una red coordinada internacional de alerta temprana de asteroides. Decenas de telescopios de funcionamiento profesional estarán haciendo observaciones en tierra en longitudes de onda de visible a cerca de infrarrojo a radar.