No hay nada secreto, no hay nada inaccesible y no se parece en nada a una novela de Dan Brown, explican nada más entrar en la Biblioteca Vaticana, donde quieren más investigadores para explorar los millones de documentos del archivo de los papas.

La Biblioteca Vaticana, con sus 1.600.000 libros, de ellos 8.400 incunables, y otros cientos de miles de estampas, fotografías y diseños que la hacen una de las bibliotecas más grande y fascinante del mundo, quiere sacudirse su fama de “secreta” e “impenetrable”.

“Está claro que no se puede dejar entrar a todo el mundo. Pero esto pasa en cualquier gran biblioteca importante, donde se custodian importantes volúmenes”, explica la española Ángela Núñez Gaitán, que es la directora del departamento de restauración de la Biblioteca Vaticana.

Para poder consultar tanto la Biblioteca como el Archivo Secreto del Vaticano, donde se guardan los documentos vinculados a la Santa Sede y a los pontífices, es necesario reunir una serie de requisitos y justificar la necesidad de “tocar con la mano” los delicados volúmenes y manuscritos. “La gran diferencia con el resto de las obras de arte es que el libro hay que tocarlo, hay que pasar sus páginas y esto lo puede dañar”, explica esta sevillana a cargo de uno de los departamentos más importantes de la Biblioteca. H