Días después de que Canadá legalizara el consumo lúdico del cannabis, un equipo de científicos de la universidad quebequesa de McGill publicó los resultados preliminares de un estudio que podría revolucionar el tratamiento del dolor crónico. Utilizando extractos de cannabidiol (CBD), uno de los principios activos más comunes en la marihuana junto al THC, sus investigadores aislaron una dosis efectiva de CBD para paliar el dolor y la ansiedad sin que genere los efectos psicotrópicos y adictivos.

El estudio tiene todavía que superar las tres fases clínicas que preceden a la comercialización de cualquier medicamento, pero, de progresar, podría servir para reemplazar eventualmente a los opioides, los potentísimos analgésicos narcóticos que han dejado un reguero de adicción y muerte en Norteamérica.

ENSAYOS // La legalización impulsada por el Gobierno de Justin Trudeau ha ampliado el espacio para la investigación, tanto para los ensayos clínicos como para explorar las dimensiones sociales, biológicas y genéticas del cannabis. Hay dinero, energía y margen regulatorio. Pero la nueva regulación también ha convertido a los 38 millones de canadienses en el banco de pruebas de un gran experimento social que hasta ahora solo había emprendido la diminuta Uruguay.

La población apoya mayoritariamente la legalización, planteada por Trudeau como una alternativa a la «fallida prohibición» que pretende reducir el consumo entre los menores (el más alto del mundo, según Unicef), arrebatar a las mafias los beneficios del negocio y acabar con el coste social de las condenas por marihuana.

El experimento inquieta a los médicos, muy divididos respecto a la liberalización, según las encuestas. «El principal temor es que el consumo se dispare y que cale la impresión entre los jóvenes de que es una sustancia ino-fensiva», explica el doctor Robert Perreault, uno de los principales asesores del Gobierno de Quebec en el proceso. «Los estudios de otras partes no confirman, sin embargo, ninguna de las dos premisas». La Asociación Médica Canadiense no se ha opuesto formalmente a la legalización, pero como han hecho psiquiatras y pediatras ha expresado su preocupación por el impacto de la marihuana en el desarrollo cognitivo de los adolescentes y en las enfermedades mentales. Y ha pedido a Trudeau que ponga la salud de los canadienses por delante del interés económico del sector.

DEFENSA // El Ejecutivo se defiende argumentando, entre otras, que la nueva ley ha endurecido hasta los 14 años de cárcel la venta a menores. Provincias como Quebec, por ejemplo, han prohibido la publicidad del cannabis. Y preparan campañas de concienciación sobre los riesgos de la droga. «Los padres y las escuelas podrán hablar abiertamente del tema y se podrá investigar con más libertad», opina Perreault.