La lacra de la violencia machista no solo salpicó a Burriana en Nochevieja. La Guardia Civil informó ayer de la detención, en la localidad alicantina de Callosa d’en Sarrià, de cuatro jóvenes de entre 19 y 24 años como presuntos autores de un delito contra la intimidad, un delito de agresión sexual y dos delitos de abusos sexuales contra una mujer de 19 años. Los acusados, que además habrían grabado los hechos con el teléfono móvil, ingresaron en prisión provisional sin fianza por orden del juzgado de guardia que instruye el caso, que ya ha empezado a ser conocido como el de la Manada de Alicante, por su gran semejanza con los hechos ocurridos durante los Sanfermines del año 2016, cuando cinco hombres sevillanos violaron a una joven madrileña en Pamplona.

En este nuevo suceso, la víctima, que fue encontrada en un sótano semidesnuda junto a sus agresores, según relatan algunos testigos, estaba en estado ebrio y posiblemente bajo los efectos de sustancias estupefacientes. Se quejaba de dolores en los genitales, además de que no era capaz de recordar dónde se hallaba ni lo sucedido en las últimas horas.

CONOCIDOS DE LA MUJER // La joven fue trasladada de urgencia al Hospital Marina Baixa de Vila Joiosa, para ser sometida a un reconocimiento médico y recibir atención psicológica. La investigación ha revelado que dos de los agresores conocían a la víctima y se encontraron con ella en Benidorm durante la noche de fin de año. Con la excusa de seguir tomando copas, sobre las cinco de la madrugada, sugirieron a la víctima ir a casa de un conocido de la madre de ella en Benidorm, a lo que ella accedió.

Una vez allí y tras tomar varias copas más, aunque la joven no recuerda nada de lo sucedido, según señala la Guardia Civil, al parecer comenzaron con los abusos. Uno de los habitantes de la casa se dio cuenta y dio la fiesta por finalizada. Los cuatro hombres decidieron ir entonces a Callosa, al local de uno de ellos, llevándose a la joven, que se encontraba en un estado de embriaguez en el que no podía andar sola.

ANTECEDENTES por abusos // Uno de los detenidos, de 22 años, ya tenía antecedentes por violencia de género y abusos sexuales a una menor. De hecho, durante la investigación del caso, la Guardia Civil ha localizado a otra mujer, que también habría sufrido abusos sexuales en octubre del pasado año por parte del mismo arrestado y que interpuso la correspondiente denuncia.

La detención tuvo lugar tras la llamada de una vecina de la localidad, adonde los agentes de la Guardia Civil y la Policía Local se desplazaron. Varios testigos relataron a diferentes medios de comunicación cómo uno de los detenidos fue sorprendido subiéndose los pantalones, mientras que otro de ellos se encontraba recostado encima de la víctima mientras abusaba de ella.

Ante la gravedad de los hechos, la Guardia Civil detuvo a los tres implicados que se encontraban todavía en el lugar de los hechos, como presuntos autores de un delito de abuso sexual. Tras el traslado de estos tres detenidos a dependencias de la Guardia Civil en Vila Joiosa, varios agentes procedieron a localizar al cuarto hombre, que fue arrestado en un breve espacio de tiempo.

Todos ellos fueron puestos a disposición de la autoridad judicial. Las pesquisas las están llevando a cabo agentes de la Guardia Civil del Equipo de Policía Judicial de Vila Joiosa y del puesto de Callosa d’en Sarrià. La investigación sigue abierta, ya que los agentes sospechan que los detenidos podrían haber protagonizado dos situaciones idénticas más, con otras dos mujeres, y no descartan que la cifra de afectadas pueda aumentar.

CONCENTRACIÓN DE REPULSA // El Ayuntamiento convocó una manifestación de repulsa para mañana, 7 de enero, contra cualquier abuso y agresión sexual. «La violencia machista es una grave vulneración de los derechos humanos y un problema social de primer orden que atenta contra la dignidad y la integridad física y moral de las mujeres que la sufren», reivindicó el consistorio a través de un comunicado.

Ante esta agresión sexual colectiva, Callosa mostró su «más enérgica condena y rechazo», así como su apoyo y cercanía hacia la víctima y su entorno, poniendo a su disposición los recursos psicológicos y de protección que requiera y «garantizando que cuenta con toda la información que afecta a sus intereses».