A principios de esta década se desató la alarma por la muerte masiva de abejas. El problema no era la ruina a la que podían verse abocados los apicultores, sino el riesgo para la función de polinización que cumplen estos insectos. El 84% de las 264 especies de cultivo y 4.000 variedades vegetales de Europa existen gracias a la polinización por abejas. Sin ellas toda la producción agrícola prácticamente desaparecería.

Un informe encargado por la ONU al IPBES (Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas) desveló después cómo la caída de las poblaciones de insectos causada por el uso de pesticidas había causado un descenso global del 10% de la productividad de la agricultura. Fue una de las primeras veces que se verificaba el impacto que la pérdida de seres vivos del reino animal por la contaminación tenía en la economía y el sustento de la raza humana.

RESULTADO DEMOLEDOR // Hace tres años, las Naciones Unidas encargaron también al IPBES un diagnóstico global, que afectara a todas las especies, sobre la pérdida de la biodiversidad y su impacto en la vida humana, así como las medidas que deberían tomarse para evitar su deterioro. El resultado, difundido esta semana, es demoledor. Un millón de especies animales y vegetales pueden desaparecer a lo largo de las próximas décadas por la contaminación, el cambio climático y la sobreexplotación de los recursos.

El impacto en la economía de lo que ya se denomina la sexta extinción sería multimillonario. El caso de la polinización es también el mejor ejemplo. Están en riesgo cultivos por valor de entre 235.000 y 577.000 millones de euros con la pérdida de las especies de insectos que están en peligro. Pero no es el único caso. La desaparición de especies marinas por la contaminación y la sobrepesca puede convertir a los oceános en cementerios. Y así hasta completar una larga lista.

¿Y ahora qué? ¿Se tomarán medidas? ¿Quién debe hacerlo? ¿Habrá un antes y un después del informe? ¿O simplemente será desechado como otra predicción castastrofista más? Entre los 145 «científicos principales» que han elaborado el texto en representación de 50 países figuran dos españoles: el economista vasco Unai Pascual y la antropóloga catalana Victoria Reyes. Ambos especialistas esperan en que se produzca una inflexión similar a la que significó el informe sobre el calentamiento global que el pasado octubre puso sobre la mesa la ineludible necesidad de tomar medidas urgentes para evitar que la temperatura suba más de 1,5 grados a mitad de siglo.

HOJA DE RUTA // El documento no se limita a diagnosticar el problema, sino que traza la hoja de ruta que permitiría evitar la sexta extinción. Habría que suprimir, por ejemplo, las subvenciones a los combustibles fósiles y a las actividades agrícolas o pesqueras perjudiciales para el medioambiente que suman «billones de euros». Y activar políticas económicas que desincentiven la deforestación.

Para Reyes, una propuesta clave es la que reclama olvidar el crecimiento económico como la panacea que nos dará felicidad. «La tierra es finita. Hay que desligar la calidad de vida del modelo de consumo masivo. En otras culturas la calidad de vida no tiene nada que ver con el hecho de tener un móvil o un coche nuevos», reflexiona la antropóloga.

«Nuestro grano de arena ha sido contribuir con una radiografía lo más objetiva posible para que la gente pueda cambiar sus hábitos y presionar para que cambien las políticas públicas. Los gobiernos ya no tienen la excusa de decir que no sabían lo que está pasando. Es más, lo han aprobado ellos», dice a su vez Pascual.