La Guardia Civil, en un intento por frenar el fraude y proteger a la población, lanzó ayer una señal de alarma ante el incremento de llamadas telefónicas fraudulentas para ofrecer test de coronavirus a domicilio, con la intención de «robar, estafar o agredir sexualmente» a quienes piquen el anzuelo. Se trata de una nueva modalidad delictiva, aprovechando el miedo o la alarma entre la población, especialmente los mayores.