Un nuevo estudio liderado por el Beth Israel Deaconess Medical Center (BIDMC), en Boston (EEUU), alerta del uso extendido de la aspirina entre los estadounidenses mayores de 40 años para prevenir enfermedades cardiovasculares. Pese a que durante años existió un consenso médico que defendía la toma diaria de dosis bajas de aspirina para prevenir infartos y accidentes cerebrovasculares en personas con riesgo a padecerlos, tres ensayos clínicos del año pasado ponen en duda esta medida e, incluso, aseguran encontrar «pocos beneficios y riesgos de sangrado» asociados al uso diario de la aspirina.

Analizando la encuesta nacional de salud del 2017 de los EEUU, una cuarta parte de los adultos de 40 años o más sin afectaciones cardiovasculares (unos 29 millones de americanos) consumía aspirina diariamente con el objetivo de prevenir enfermedades cardíacas. Y, de estos, unos 6,6 millones de personas lo hacían sin recomendación médica.

EN ESPAÑA // Como explica Jordi Casademont, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital de Sant Pau, en Barcelona, la aspirina se utiliza para la «prevención secundaria» de enfermedades cardiovasculares: es decir para aquellos pacientes que han sufrido un infarto o una isquemia cerebral.

En la misma línea se sitúa su homólogo Antonio González, jefe de Medicina Interna del Vall d’Hebron. «En EEUU se generalizó el tomar aspirina. Esto aquí no se hizo nunca. Pero allí se recomendaba incluso a pacientes sin riesgo o con poco riesgo de enfermedad cardiovascular», dice.