Si es cierto, como afirman la Xunta de Galicia y la Guardia Civil, que la gran mayoría de los incendios que asolan Galicia han sido intencionados, la prioridad debería ser identificar y detener a los autores, porque de lo contrario es muy probable que vuelvan a actuar en cuanto las circunstancias meteorológicas les sean favorables. Es una consideración en la que coinciden todos los expertos pero muy alejada de la realidad.

La Guardia Civil investigó el año pasado 2.135 incendios sospechosos pero solo identificó a 449 posibles autores, de los que 51 fueron detenidos. Las estadísticas judiciales también muestran el escaso éxito de las investigaciones: solo se dictaron 169 sentencias y 140 condenas.

La Guardia Civil se escuda en que este tipo de pesquisas no son nada fáciles. «El monte no habla» y «la escena del crimen ha acabado arrasada», han señalado fuentes del Seprona a Efe.

«!Frente a una política forestal que destina casi todos los recursos a la extinción, sería mucho mejor invertir en prevención y por tanto en recursos humanos y materiales destinados a la investigación del origen de los fuegos y la detección de los incendiarios», añaden.

Aunque también está afectado por la despoblación, el campo gallego se caracteriza por una enorme cantidad de pequeños núcleos en los que todo el mundo se conoce y si hay un nexo de unión entre los diversos tipos de incendiarios es que suelen ser reincidentes.

La Fiscalía de Medio Ambiente encargó hace diez años a los expertos de la Guardia Civil y a un equipo de la Universidad Autónoma de Madrid que dibujaran el perfil de incendiario en España. Tras analizar 2.595 incendios se llegó a la conclusión de que existen cinco modelos diferentes y que el más común es el que causa la propagación del fuego por negligencia o por prácticas tradicionales de limpiar la maleza o los rastrojos. Es muy común en Galicia.

«Terroristas incendiarios»

Durante los tres meses de verano está prohibida la quema de rastrojos en Galicia y el resto de año solo puede llevarse a cabo con autorización expresa, pero casi nadie la pide. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoó, no alude a este tipo de imprudencias cuando habla de «terroristas incendiarios».

Después del imprudente, el perfil que abunda más es el de la persona que va a obtener un beneficio económico.

En Galicia es también frecuente el que causa los fuegos «sin sentido». Un hombre inadaptado, solitario, que vive cerca de la zona que prende.

En último término hay otros dos perfiles menos habituales. El del pirómano que se caracteriza porque disfruta contemplando el fuego. Y por último el que quema por venganza.

¿A qué perfil se acomoda el terrorista incendiario de Núñez Feijoó? A ninguno, según los expertos. Habría que crear uno nuevo. Por ahora es el incendiario fantasma.