Los expertos en huracanes saben que estos fenómenos «no saben de planes». Es el caso de Irma, el potente y letal ciclón que ha dejado ya al menos 25 muertos en el Caribe y que, tras tocar tierra el viernes en Cuba como una tormenta de categoría 5, ayer avanzaba amenazantemente hacia Florida, rebajado a categoría 3, pero con posibilidades de recobrar fuerza y sin perder ninguno de sus numerosos riesgos de torrenciales lluvias, potentes vientos que ayer seguían superando los 200 kilómetros por hora y, sobre todo, peligrosas crecidas del mar.

DESALOJO HISTÓRICO // Alterando su devastador camino sobre previsiones anteriores, la ira central de Irma parecía poner su diana en la costa oeste del estado peninsular, con los Cayos y las ciudades de Tampa, Naples y Fort Myers esperando entrar en su ojo hoy. Pero Miami y otras zonas de la costa este de Florida no estaban libres de peligros. Y el estado, como los vecinos de Georgia, Carolina del Sur y Carolina del Norte, seguían preparándose para una potencial catástrofe, con Florida organizando una de las mayores operaciones de evacuación de la historia de Estados Unidos.

Según datos de la División de Gestión de Emergencias de Florida, aproximadamente 6,3 millones de habitantes, el 30% de la población estatal, fueron llamados a abandonar sus hogares durante la jornada de ayer. En Georgia más de medio millón de vecinos también recibió órdenes de abandonar zonas costeras. Y la emergencia se declaró en los dos estados y en las dos Carolinas.

Incluso la familia del gobernador de Florida, Rick Scott, tuvo que mudarse desde su casa de Naples a la residencia oficial en la capital, Tallahasee. Y en una rueda de prensa, Scott transmitía la sensación de alerta máxima a sus conciudadanos. Hablando de «una tormenta letal» y recordando que el estado «nunca ha visto nada tan catastrófico como este huracán», el gobernador ya no hablaba en futuro. «La tormenta ya está aquí», avisaba, advirtiendo no solo del riesgo de los vientos y las lluvias, sino del peligro de crecidas de las aguas, que podrían llegar hasta los cuatro metros y medio: «Si se les ha ordenado evacuar, váyanse ahora. No esperen. No esta noche, no en una hora. Inmediatamente».

Huir del Irma o protegerse de él se ha convertido en una carrera contrarreloj. En Florida, más de 50.000 personas habían buscado ya protección en más de 260 refugios y ayer iban a abrirse otros 70. Y uno de los ruegos que se escuchó de Scott iba destinado a un colectivo: se necesitaban al menos 1.000 enfermeros.