Italia volvió a sufrir ayer un mazazo de las cifras de la pandemia de coronavirus, después de que en los dos días anteriores se hubiera estabilizado el número de muertos y contagiados. Según el balance diario del servicio de Protección Oficial, en 24 horas se registraron 743 muertes (frente a las 601 consignadas el pasado lunes), aumentando hasta los 6.820 el número de fallecidos desde que se inició el brote de covid-19.

Sin embargo, los casos positivos mantuvieron su tendencia a la baja por tercer día consecutivo, ya que se contabilizaron 3.612 contagios en 24 horas (frente a los 3.780 del lunes y los 4.821 del domingo). Además, 8.326 personas se han recuperado, mientras que el número total de contagiados asciende a 69.176.

Mientras tanto, las autoridades sanitarias y científicas italianas empiezan a preguntarse cómo hacer frente a los casos «invisibles». Andrea Crisanti, microbiólogo de Padua y miembro del Instituto Superior de Sanidad (ISS), estima que los positivos en el país podrían «ascender a 300.000 más» [de los computados], de los que 160.000 serían personas con síntomas, pero a las que nadie les ha realizado ninguna prueba y otros 140.000 no tendrían síntomas. Crisanti propone que «se realicen la mayor cantidad posible de tests».

Su opinión coincide con la de 10 científicos de la revista científica The Lancet que estiman en un 72% los «no identificados» en Italia, es decir, que se curan sin intervención sanitaria «pero que pueden contagiar a los demás». Otros 10 médicos han escrito en The New England Journal of Medicine que «la mayor parte de los contagios se ha producido en hospitales, ambulancias y entre el personal sanitario». Ayer se contaban en Italia 4.824 sanitarios contagiados (9% del total), mientras que según los datos oficiales en China han sido el 3,8%.

Para descubrir a los enfermos invisibles, las autoridades están estudiando la posible instalación obligatoria de una aplicación móvil para los que han dado positivo y están en sus casas. Serviría para controlar sus desplazamientos y contactos, y eventualmente impedir sus movimientos.

El Ejecutivo de Giuseppe Conte elevó ayer las sanciones a aquellos que salgan de sus casas sin un motivo sanitario o laboral, los únicos admitidos, aparte de para hacer la compra o ir a la farmacia. Las multas pasan de 206 euros a entre 400 y 3.000 euros, según la gravedad de la infracción. Se está evaluando el uso de drones para efectuar los controles callejeros de las personas que abandonan sus viviendas.

Conte también debe lidiar ahora con las huelgas convocadas desde el lunes en las industrias que los sindicatos consideran como «no esenciales», pero que el Gobierno ha incluido entre las 80 actividades que podrán seguir produciendo.