El caso de la estación rusa Mir y otros módulos que de forma cotidiana reingresan en la Tierra son ejemplos de maniobras controladas, es decir, dirigidas a zonas deshabitadas. Entre los antecedentes similares a la Tiangong 1 destaca el caso del Skylab, la primera estación espacial de EEUU, que tuvo un regreso accidentado al concluir su vida útil, en 1979, y también mereció muchas informaciones alarmistas en la prensa de la época.

Finalmente, el Skylab, que pesaba 77 toneladas, se desintegró sobre el suroeste de Australia --la NASA había previsto que se quemaría bastante a la altura de Sudáfrica-- y cayeron a la Tierra varias decenas de fragmentos sólidos, el mayor de los cuales fue un bidón entero. En la localidad de Esperance, a unos 700 kilómetros de Perth, hay incluso un museo con piezas que sobrevivieron a la fricción atmosférica. A raíz del suceso, el programa Skylab se abandonó: dos años después se lanzó el primer transbordador espacial, el Columbia.

El último gran suceso en la Tierra ocasionado por la caída de un objeto espacial fue el llamado bólido de Cheliabinsk, un asteroide que se desintegró sobre la ciudad rusa del mismo nombre en el 2013 y ocasionó unos 700 heridos leves, la mayoría por cortes debidos a la rotura de cristales. El mayor fragmento recuperado fue una roca de 500 kilos. Se calcula que el asteroide tenía un diámetro de 18 metros y pesaba unas 12.000-13.000 toneladas antes de entrar en la atmósfera terrestre.

La Tianang 1, en cambio, es mucho más pequeña que la famosa estación rusa Mir, que se precipitó sobre el Pacífico en el año 2001 y que pesaba 120 toneladas.