El bebé británico enfermo Charlie Gard falleció ayer, a una semana de cumplir su primer aniversario. El caso del pequeño, que se debatía entre la vida y la muerte, llegó ante los tribunales del Reino Unido por el fuerte deseo de sus padres de seguir manteniéndolo con vida. «Nuestro precioso chico se ha ido», escribieron sus padres en su cuenta de Twitter. El bebé, que había vivido conectado a las máquinas que le mantenían con vida desde los dos meses, sufría una enfermedad congénita llamada síndrome de agotamiento mitocondrial, una dolencia extremadamente rara y mortal que hizo de su historia una de las más desgarradoras de los últimos tiempos en el Reino Unido.

desconectado // El bebé fue desconectado de las máquinas que le mantenían con vida tan pronto ingresó en un hospital especializado en cuidados paliativos, como sentenció el juez Nicholas Francis. El magistrado aprobó un plan de cuidados por el que el niño debía ser trasladado del hospital infantil londinense Great Ormond Street, donde había sido tratado desde que fue diagnosticado, a un centro especializado en enfermos terminales, donde se le dejó morir «con dignidad».

El juez admitió que la muerte del pequeño con el traslado sería «inevitable» por ser «en un corto periodo de tiempo» después de que se retiraran las máquinas que sustentaban al bebé.