Una asamblea improvisada de padres de alumnos en el patio del colegio público Anselm Turmeda de Palma de Mallorca terminó con una decisión tajante que ha puesto sobre la mesa de la directora del centro: no llevarán más a sus hijos a clase si los presuntos autores de la agresión de la niña de 8 años, también alumnos, seguían estando dentro del colegio. La niña sufrió una fisura de costilla, desprendimiento de hígado y diversos hematomas.

¿Por qué no puede venir la niña, que está en casa muerta de miedo, y ellos sí? Con esa pregunta justificaban su postura. Algunos de ellos se adelantaban a primera hora de la mañana y ya no dejaron a sus hijos. «Fue ver a esos niños en el colegio y querer salir despavoridos». Así contaba una madre por qué se volvía a casa con su hija del brazo.

La tensión se palpa entre algunos progenitores reacios a que sus hijos convivan con la situación y otros que intentan quitarle hierro al asunto. En el foco del tema está la niña. Sus hermanas mayores intentan no tomar partido entre el resto de padres, pero insisten en que se tienen que depurar responsabilidades.

«Lo ocurrido no ha sido por un juego de niños. Es una agresión en toda regla. Si son niños para no tenerse que enfrentar a la justicia, no han sido tan niños para hacer el daño que han hecho». Así de contundente se muestra una de las hermanas de la niña agredida, que no termina de aceptar que los menores de 14 años son inimputables. Y rechazan de plano que algunas voces hayan osado confirmar que esto ha sido un hecho puntual. «Si fuera un hijo suyo no lo diría», sentencia Yessica, la hermana. H