Tres activistas se sentaron en el banquillo ayer en Sevilla por sacar en procesión, en la manifestación del Primero de Mayo del 2014, una vagina de plástico a modo de Virgen.

Aunque el primer intento por llevarlas ante la justicia se quedó en nada, la asociación de Abogados Católicos las denunció de nuevo y logró reabrir la causa. Pide un año de prisión para cada una, puesto que argumenta que concurren los agravantes de alevosía y odio ideológico. La Fiscalía, que añade un delito contra los sentimientos religiosos, respalda su postura y les reclama multas de 3.000 euros.

En el juicio, las tres acusadas, Rocío B.M., Antonia Á.T, y Olga L.C., señalaron que su intención «no era ofender» a nadie, sino denunciar la precariedad laboral, la violencia machista y reivindicar los derechos sexuales de las mujeres a través de una vagina.