En los últimos 30 años, el Polo Sur se ha calentado tres veces más que el resto de la Tierra. Este aumento de las temperaturas rompe la tendencia registrada hasta la década de los 80, cuando esta zona ubicada en el interior del continente seguía enfriándose. Todo apunta a que este fenómeno se debe a la variabilidad del clima tropical y al aumento de los gases de efecto invernadero generados por la actividad humana. Y, aunque resulte complicado medir con exactitud el peso de cada uno de estos factores, los expertos consideran «poco probable» que estos cambios solo se deban a fenómenos naturales. La acción antropogénica habría vuelto a inclinar la balanza.

Estas son conclusiones que se desprenden de un estudio publicado ayer en la revista Nature Climate Change, en el que se han analizado los datos registrados en la estación meteorológica antártica y, posteriormente, se han comparado con modelos matemáticos con los que se estimaba el comportamiento natural del clima en la región. Los resultados no solo muestran que la tasa de calentamiento real es tres veces mayor de la esperada. Sino que, además, sugieren que habría que ajustar las previsiones a un escenario en el que la temperatura en esta zona está aumentando mucho más de lo previsto.

RÉCORDS DE TEMPERATURA / Todo esto complica aún más el pronóstico para un clima antártico ya de por sí complejo. A finales del siglo XX, por ejemplo, los vientos procedentes del oeste enfriaron la parte alta de la meseta antártica, mientras que en la parte peninsular se experimentó un calentamiento récord. Este tipo de contrastes también se observaron en el hielo que, mientras se derretía rápidamente en algunas regiones, en otras parecía ganar un poco de terreno. Estas diferencias regionales, podrían estar «enmascarando las señales de calentamiento antropogénico», según destacan los investigadores responsables de este nuevo estudio, afiliados a la Universidad de Victoria de Welligton, en Nueva Zelanda. Si a nivel global se estima que las temperaturas están aumentando una media de 0,2 grados centígrados por década, en el Polo Sur este incremento estaría ya rozando los 0,6 grados por década.