El poeta polaco Adam Zagajewski obtuvo ayer en Oviedo el Premio Princesa de Asturias de las Letras, al que optaban 38 candidaturas de 23 países entre las que figuraban las del español Javier Marías y el francés Michel Houellebecq.

El jurado del galardón destaca el sentido ético de una obra que hace que la tradición occidental «se sienta una y diversa en su acento nativo polaco, a la vez que refleja los quebrantos del exilio». El acta del tribunal, a la que dio lectura su presidente, el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, destaca además las reflexiones de Zagajewski sobre la creación literaria y su intenso trabajo memorialístico de una obra que abarca la poesía y el ensayo.

Para los miembros del jurado, el cuidado por la imagen lírica, la vivencia íntima del tiempo y el convencimiento de que, tras una obra artística «alienta el fulgor», inspiran una de las experiencias poéticas más emocionantes de la Europa heredera de Rilke, Milosz y Antonio Machado.

EXILIO // Zagajewski, uno de los poetas y ensayistas en lengua polaca contemporáneos más internacional y disidente del régimen comunista, que prohibió su obra en Polonia por su fuerte carga política, se exilió en 1982 durante dos décadas en Alemania, Francia y Estados Unidos, y es autor de poemarios como Ir a Lviv (1985), Tierra de fuego (1994) y Retorno (2003) y de ensayos como Solidaridad y soledad (1968) y En defensa del fervor (2002).