Con gestos más suaves y una mano derecha bastante más diestra que la de su antecesor (el controvertido José Ignacio Wert), el actual ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, ha realizado un par de anuncios que han llevado a pensar en que quizás, solo quizás, se esté desballestando el núcleo duro de la LOMCE. Méndez ha convocado para hoy a las comunidades autónomas para explicarles cuál va a ser su papel en la elaboración de las reválidas de final de secundaria y bachillerato, dos de las piedras angulares de la reforma educativa impuesta por el Gobierno del PP.

Los anteproyectos conocidos en el último mes ceden a las autonomías el diseño de las preguntas de esas pruebas externas. Una rectificación en toda regla, si se tiene en cuenta que, en las primeras versiones de reválidas se hablaba de unos exámenes tipo test de 350 preguntas confeccionados desde el ministerio.

¿Realmente se está diluyendo la LOMCE? Ni Méndez de Vigo ha corregido el rumbo de la LOMCE, ni esta ha perdido el espíritu recentralizador y homogeneizador con que fue alumbrada, insisten los expertos. Además, la reforma mantiene medidas tan cuestionadas por los pedagogos como la separación de alumnos en cuarto de ESO en función de los estudios que quieran seguir cuando terminen la educación obligatoria. H