La ministra de Sanidad en funciones, María Luisa Carcedo, avanzó ayer que su departamento trabaja en un «amplio abanico» de medidas orientadas a prevenir el consumo de alcohol entre menores. «Se trata de persuadir a nuestros jóvenes y no castigarlos, y de convencer a la sociedad de que no puede banalizarse una práctica con grandes consecuencias para la salud», aseguró durante la inauguración de un congreso sobre adicciones.

En la legislatura anterior, las Cortes aprobaron un informe destinado a servir como base a una futura ley del alcohol, que incluía sanciones para los padres, pero no parece que sean las intenciones del Ministerio de Sanidad. Así, preguntada por si la futura norma incluirá medidas para castigar a los adolescentes o sus progenitores, Carcedo respondió: «Depende de qué sea lo punitivo, todas las leyes llevan la parte sancionadora, pero el enfoque no puede ser ese».

En opinión de la titular de Sanidad, «lo más importante» es que socialmente se asuma que no se puede vender alcohol a menores y agregó que «todo tiene que tener esa orientación de riesgo para los jóvenes». La edad de inicio en el consumo se sitúa entre los 14 y 15 años, y tan solo en el año 2016 unos 6.000 menores sufrieron un coma etílico. El alcohol es la droga más consumida entre adolescentes, hasta el punto de que el 76% consumió durante el 2018.