Un hospital de campaña se levanta en Central Park. En los muelles del río Hudson ha anclado el USNS Comfort, un barco médico de la Marina de Estados Unidos, que acogerá hasta 1.000 pacientes no afectados por el coronavirus para hacer espacio a los enfermos de covid-19 en los cada vez más saturados hospitales de Nueva York, donde ya hay más de 36.000 casos detectados y 790 fallecidos.

Son dos imágenes para la historia. Son el recordatorio de la gravedad de una pandemia que azota con fuerza a la metrópolis, el estado y a todo el país, ya desde hace días el principal foco mundial, con casi 150.000 casos detectados. Por ahora las muertes en EEUU son cerca de 2.600, pero las estimaciones calculan que podrían llegar a alcanzar entre 100.000 y 200.000.

Y eso es en uno de los mejores escenarios posibles que barajan expertos como la doctora Deborah Birx, que dirige la respuesta del grupo de trabajo de la Casa Blanca, y el doctor Anthony Fauci, director del Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas.

La realidad se impone y hasta ha calado en el presidente, Donald Trump, que ha dejado que prime la razón científica y médica y, una semana después de lanzar la idea de que parte del país podría abrir el 12 de abril, el domingo adoptó la decisión prolongar por lo menos hasta el 30 de abril las directrices federales de distanciamiento social para tratar de combatir la crisis.

a más // En 29 estados y 14 ciudades ya se han impuesto órdenes y guías más estrictas aún. Y son 248 millones de estadounidenses, dos de cada tres, los que tienen órdenes de limitar salidas salvo que sean esenciales.

Trump no puede ni quiere quitar el ojo de la situación de la economía, brutalmente golpeada, y que aunque va a recibir el histórico paquete de estímulo de 2,2 billones de dólares aprobado por el Congreso, al margen de lo aportado por la Reserva Federal, probablemente va a necesitar más, algo que la demócrata Nancy Pelosi ha anunciado que ya estudian en la Cámara baja.

Ayer, la cadena de grandes almacenes Macy’s anunciaba bajas de empleo y sueldo para la mayoría de sus 130.000 empleados. Y cuando el jueves se anuncien las nuevas cifras semanales de peticiones de prestaciones de paro seguirá acumulándose sobre el ya histórico récord de 3,3 millones de nuevos desempleados marcado la semana anterior.

El presidente claramente tampoco aparta su atención de la campaña electoral, y busca sacar partido. El domingo al hacer el anuncio, por ejemplo, faltó a la verdad diciendo que acababa de saber que si no se hacía nada podrían morir 2,2 millones de estadounidenses, aunque dos semanas antes ya se le presentó un informe del Imperial College de Londres que planteaba ese mismo escenario.