Por muy duro que pueda parecer, las unidades de cuidados intensivos (UCI) más saturadas están comenzando a seleccionar a los pacientes a los que atienden. Y el resto de hospitales se preparan para cuando les toque. El director del centro de emergencias y alertas sanitarias, Fernando Simón, admitió ayer que algunas unidades asistenciales tienen un «estrés cercano al límite» y que en algunas UCI «la sobrecarga y la presión» les está obligando a ser «un poco más restrictivos» a la hora de admitir a los pacientes. No es una situación generalizada, pero sí el inicio de algunas de las consecuencias más dramáticas de la pandemia del covid-19.

Algunas de las UCI más saturadas se encuentran en la Comunidad de Madrid, la autonomía con más contagiados, 7.165 de los casi 20.000 que aparecen en el balance que el Ministerio de Sanidad publica a las 12.00 horas. De ellos, 678 están en las UCI, lo que ha provocado que algunos hospitales hayan llegado a su límite pese a que el Gobierno autonómico trabaja a contrarreloj para lograr que en la comunidad haya 1.000 camas UCI entre centros públicos, privados y nuevas instalaciones.

LA DENUNCIA / Pero mientras estas medidas surtan efecto, «la situación es dramática», según los sindicatos médicos, que apuntan que, además de que están completas algunas UCI, faltan respiradores para ampliar este servicio, las urgencias también están «a rebosar» y, como llevan denunciando desde hace días, no hay suficientes equipos de protección para el personal sanitario.

Por todo ello, y en previsión de que la situación se agrave, la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), con aval de la Sociedad de Medicina Interna (Semi), ha elaborado unas recomendaciones de «triaje» en las UCI basadas en criterios como la esperanza de vida del paciente y la edad «biológica».

En su opinión, en estos momentos no puede prevalecer el principio de «el primero en llegar, el primero en ingresar», sino que es una situación de «medicina de catástrofe». Ante ello, ambas sociedades aconsejan que en el momento en que haya que elegir es preferible no atender en las UCI a personas con una esperanza de vida inferior a dos años o priorizar al que tenga «mayor esperanza de vida con calidad».

También el Ministerio de Sanidad, junto con las sociedades científicas, trabaja en establecer algoritmos y criterios de acceso a las unidades para los pacientes más graves «lo más homogéneos posibles», según reveló Fernando Simón, quien insistió en que la situación «límite» se limita a algunas zonas y que no es un fenómeno «generalizado».