Descanse en paz. Era la frase de la corona de flores de la brigada de Salvamento Minero que rescató a Julen, el niño de dos años hallado muerto tras caer a un profundo y estrecho pozo hace dos semanas en Totalán (Málaga), y las palabras que presidieron el nicho donde ayer fue enterrado el pequeño en Málaga.

Cientos de personas abarrotaron ayer al mediodía la plaza de entrada al cementerio de San Juan, en la barriada malagueña de El Palo --muy cerca de donde vivía Julen--, para darle un último adiós entre lágrimas, aplausos y flores en más de 30 coronas, además de numerosos ramos y centros llegados de toda España.

José Roselló y Victoria García, padres del pequeño, otros familiares, amigos, vecinos y autoridades acompañaron el féretro del niño desde el tanatorio --donde se ofició un responso en la intimidad-- hasta un cementerio de calles estrechas con nichos que parecían un mar de flores blancas imposibles de colocar más cerca.

ENCIMA DE SU HERMANO // Julen descansa en el nicho superior al de su hermano Oliver, que falleció de un infarto mientras paseaba de la mano de su prima por el paseo marítimo de El Palo en mayo del 2017. Antes, el 23 de abril de ese año, el pequeño se había desplomado en plena calle, pero los médicos no acertaron en el diagnóstico de su dolencia.

Un amplio equipo de psicólogos estuvo presente en todo momento para acompañar a sus allegados en el dolor, durante el rescate y hasta en el cementerio.

Algunas niñas de poca edad se acercaron con su flor en la mano al camposanto, adonde también enviaron las suyas entidades de la zona como asociaciones de mujeres y hermandades de la Virgen del Carmen, patrona para las personas vinculadas al mar, que linda con el barrio de El Palo.

Otras coronas procedían de lugares más lejanos como Salamanca; de instituciones como los ayuntamientos de Málaga y Totalán o la Diputación, y a las que une la de la brigada de Salvamento Minero desplazada expresamente desde Asturias para excavar manualmente la galería que conduciría hasta Julen.

La familia había pedido expresamente que esa corona fuera --junto a las suyas propias- las que se colocasen ante el nicho y, de hecho, la de los mineros quedó en primer término.

Los alcaldes de Málaga y Totalán, Francisco de la Torre y Miguel Ángel Escaño, respectivamente, y el diputado responsable del Consorcio Provincial de Bomberos, cuerpo que participó en el rescate, Francisco Delgado, acompañaron, entre otros, a la familia en el multitudinario entierro.

Los restos mortales de Julen llegaron al tanatorio el sábado por la tarde procedentes del Instituto de Medicina Legal de Málaga, donde se le practicó la autopsia pocas horas después de su rescate sin vida a la 1.25 de la madrugada de ese mismo día.

La trágica muerte del menor ha causado gran conmoción y su complicado rescate ha tenido un amplio eco internacional.

El pequeño, al que los vecinos recuerdan con cariño cuando paseaba con su triciclo de pedales verdes por la estrechas calles peatonales de las viviendas de Las Protegidas, descansa para siempre muy cerca de su gente, un barrio donde es tradición visitar con frecuencia a los seres queridos en el cementerio.