El varapalo económico mundial que puede desatarse por la pandemia del coronavirus será especialmente duro para la clase trabajadora. Hasta 24,7 millones de personas podrían perder su empleo como consecuencia de la paralización productiva por el covid-19, según advirtió ayer la Organización Internacional del Trabajo (OIT) «Ya no se trata solamente de una crisis sanitaria global, sino que supone una grave crisis económica y laboral que está teniendo un fuerte impacto en las personas», explicó su director general, Guy Ryder.

En el mejor de los escenarios, es decir que el covid-19 logre ser contenido en un periodo corto y que las actividades económicas puedan reanudarse, la organización calcula que se destruirán 5,3 millones de empleos. Los cálculos del estudio publicado ayer parten de la base de 188 millones de personas desempleadas en todo el mundo registrada el 2019. Sus proyecciones varían de acuerdo a la intensidad que pueda alcanzar la pandemia en las próximas semanas.

Para evitar que se dé una debacle, este organismo pide la elaboración y aplicación rápida de políticas coordinadas para mitigar el impacto del coronavirus. De llevarse a cabo de forma consensuada entre países, en un «frente unido», el impacto sobre el empleo sería «significativamente menor». Las medidas de los gobiernos deben enfocarse, señalan, en mantener el empleo a través de subsidios si es necesario, de alivio fiscal y financiero y de préstamos y apoyo financiero a sectores específicos. La OIT recuerda que, incluso en el escenario menos pesimista, los trabajadores resultarán perjudicados, como lo fueron durante la última crisis económica hace más de una década.