Malestar en Sant Jordi ante la presencia de grupos de ladrones que acceden a las fincas agrícolas y sustraen miles de kilos de algarrobas. Al parecer, solo en este término municipal se han registrado más de una veintena de casos en los últimos quince días. Así lo explica en declaraciones a Mediterráneo el guarda rural del municipio, Javier Albiol, quien sorprende casi a diario a grupos de personas que cargan sus vehículos y huyen con el botín. El agente dice estar completamente sobrepasado por la situación y teme que, con la campaña que acaba de empezar, la delincuencia sea una constante.

«Ayer mismo un vecino dio el aviso al ver a tres sospechosos con una furgoneta en una parcela. Directamente, le dijeron al hombre que estaban robando y le preguntaron si tenía algún problema. El testigo me llamó, asustado, y me desplacé al lugar. Tenían el vehículo cargado hasta arriba y, cuando me vieron, quisieron darse a la fuga», explica a este diario el guarda rural, quien se dispuso a cortarles el paso.

«Los identifiqué, me reconocieron que estaban sustrayendo las algarrobas y pude recuperarlas para entregárselas a su dueño», dice el efectivo consultado, quien admite que en ocasiones teme por su propia integridad física cuando debe enfrentarse él solo a varios individuos.

Afirma que muchos de ellos se desplazan a la provincia desde Cataluña. Algunos de los últimos identificados procedían, precisamente, de Amposta y la Galera. Esto se debe, según incide el vigilante rural, a que en la provincia vecina «les es más fácil revender el botín robado porque se piden menos permisos, mientras que en Castellón es más difícil colocarlos sin aportar permisos».

Víctimas consultadas por este periódico dicen estar «hartas» de los robos continuados. «Solo el año pasado a mí me sustrajeron más de 3.000 euros en algarrobas», explica uno de los afectados. «Saben que tienen que llevar menos de 400 euros para que sea hurto, y no robo, en caso de que los pillen y lo que hacen es realizar varios viajes», inciden.

Los agricultores lamentan, además, que para interponer una denuncia en el cuartel de Vinaròs «perdemos tres o cuatro horas, más un día no trabajado».