Tres años y nueve meses de cárcel, además del pago de 470.000 euros en concepto de indemnizaciones y multa. Es la condena impuesta por la Audiencia Provincial de Castellón al empresario cárnico Aurelio Fabra por un delito de estafa al haber vendido carne de equino como si fuera de vacuno a sus clientes. Según reza la sentencia a la que ha tenido acceso Mediterráneo, el empresario, natural de Vall d’Alba y de 58 años, compraba canales completos de ganado vacuno, de equino y de ciervo y procedía también a su despiece de los mismos en sus instalaciones del polígono Los Cipreses de la capital. Durante un periodo comprendido entre 2011 y 2013 mantuvo relaciones comerciales con una empresa de Torrent a la que proveyó en exclusividad de piezas de magro de vacuno, que despiezaba y deshuesaba en su empresa. La compañía valenciana recibía lotes de 20 kilos que enviaba el empresario cárnico castellonense. Según declara probado el tribunal, Aurelio Fabra --entre mayo del 2012 y febrero del 2013-- «trató de enriquecerse de forma ilícita e introdujo, de forma clandestina parte de carne equina --en conjunto de menor valor-- confundida en los lotes de carne que le suministraba a su cliente como de vacuno».

«A sabiendas de la mendacidad, en las etiquetas de trazabilidad de los lotes --deben contener el tipo de carne, fecha de sacrificio, país de nacimiento y de crianza-- se especificaba que la carne suministrada era íntegramente de vacuno», dice el documento judicial de la Audiencia Provincial.

Tras destaparse el fraude, el principal cliente de Aurelio Fabra sufrió pérdidas de ventas al dejar de adquirir sus productos los compradores habituales. Según la sentencia, el descubrimiento causó un cierto revuelo mediático y provocó el análisis de la carne, que dio positivo en equino.

EN EL JUICIO / Uno de sus principales clientes lo denunció al recibir, a su vez, quejas de sus compradores. «Nos empezaron a llegar comunicaciones y análisis de ADN en las que se demostraba que entre el 60 y el 100% de la carne era de equino», afirmó el testigo en su declaración en el juicio. «Nos reunimos con el acusado y acabó admitiendo que era cierto, que mezclaba las dos carnes, por lo que rescindimos todos los contratos con él», dijo al tribunal.

Aurelio Fabra, sin embargo, negó la estafa y dijo que podría deberse a una «contaminación».