El tribunal de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Castellón, conformado por los magistrados Carlos Dominguez, Pedro Garrido y Esteban Solaz, ha condenado a un hombre de nacionalidad cubana, Roberto de la Caridad Sarmiento Muñoz, de 63 años, y vecino de Santa Magdalena de Pulpis, a cinco años y un día de prisión como autor responsable de un delito de abusos sexuales continuados perpetrados sobre su hijastra de 16 años.

El fallo, al que ha tenido acceso Mediterráneo, contempla además, la imposición de una medida de libertad vigilada durante los cinco años siguientes al cumplimiento de la condena, así como la prohibición de ejercer tras salir de prisión cualquier profesión u oficio, sea o no retribuido, o actividad que esté relacionada con menores o que implique el contacto con los mismos.

ALEJAMIENTO // Además, tampoco podrá comunicarse por ningún medio, ni por teléfono ni usando las telecomunicaciones, ni acudir a los lugares frecuentados por la víctima de manera habitual una vez salga del centro penitenciario en el que cumpla el castigo.

En el capítulo de las indemnizaciones el alto órgano judicial ha dictado el pago de 15.000 euros más intereses para el tutor legal de la menor de edad por los daños morales y psíquicos ocasionados con su delictiva actitud.

Cabe recordar que los hechos se remontan al mes de febrero de este año, cuando el agresor fue detenido por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado después de que su hijastra interpusiera una denuncia en la que narró a los agentes que la pareja sentimental de su madre estaba abusando sexualmente de ella desde hacía mucho tiempo.

CALVARIO // Los episodios sexuales se sucedían, como ha quedado demostrado en el juicio, en el domicilio familiar donde convivía el acusado, junto con la madre de la adolescente y la menor, situado en el municipio de Santa Magdalena de Pulpis. Era en este lugar, aprovechando que se quedaba solo con ella, donde el procesado, con ánimo libidinoso, hasta dos veces por semana, le practicaba tocamientos a la joven por encima y por debajo de la ropa e incluso la besaba y la obligaba a tocar con la mano su miembro viril, pese a la oposición de la adolescente.

Esta situación de abusos sexuales en el ámbito de la intimidad familiar provocó en la chica alteraciones psicológicas importantes, por lo que ha tenido que seguir un tratamiento dirigido por especialistas médicos para superar el trauma vivido.