Un vecino de l’Alcora, de 53 años y de nacionalidad española, desoyó las indicaciones de la Policía Local de Castellón y se empeñó en ponerse al volante de su coche, pese a que cuadruplicaba la tasa de alcoholemia y viajaba junto a su hijo adolescente. Acabó detenido a finales de la semana pasada, gracias a una colaboración ciudadana que fue clave.

El aviso sobre el estado de embriaguez del progenitor lo dieron otros padres, que coincidieron con él en la piscina olímpica --ubicada junto a las pistas de Gaetà Huguet--, en el marco de una actividad deportiva que se realizaba por la tarde. Los testigos alertaron al 092 sobre su estado, por lo que una patrulla de la Policía Local se personó en el lugar. Según han confirmado a este diario, comprobaron que los signos de estar bajo la influencia del alcohol eran evidentes.

Los agentes municipales se entrevistaron con el varón antes de que se pusiera al volante de un Renault Clio de color blanco y le realizaron una prueba de muestreo, cuyo resultado cuadruplicó el tope permitido (0,99 y 1,00 mg/l). Ante estos hechos, los policías locales le dijeron que no podía conducir en esas condiciones, le advirtieron de que, además, iba junto a su hijo y le llamaron un taxi para que los llevara a él y al joven hasta l’Alcora.

EL TAXISTA

El taxista se personó en la zona y ambos se montaron en el coche. A una distancia de unos 100 metros, el padre dijo al conductor que se detuviera y que le dejara apearse para que pudiera coger su vehículo. El taxista no dudó en llamar a los agentes municipales para alertar de lo sucedido. Una patrulla inició la búsqueda y logró interceptar el coche en la avenida de l’Alcora. Cuando los policías le dieron el alto y le indicaron que soplara, este se negó. Ahora le imputan un delito de negativa a realizar la prueba y otro de conducción alcohólica.