La familia García vive, pared con pared, con el hombre que, presuntamente, ha mantenido encerrado en su casa durante dos años a su hijo, de 19 años. El pasado jueves escucharon cómo al grito de ¡al suelo! la policía entró en la vivienda. Detuvieron al padre y liberaron al joven, que estaba “desorientado, deshidratado, malnutrido y también con evidentes signos de maltrato”.

Según la versión oficial, fue él mismo el que envió un e-mail a la Policía Nacional contándoles su calvario. Dos días más tarde del arresto, los García vieron cómo el progenitor, liberado por el juez, entraba de nuevo en la vivienda, ubicada en una tranquila urbanización en Rivas Vaciamadrid (Madrid), cuyos vecinos llevan más de 20 años denunciándole por ruidos y suciedad. La convivencia vecinal era una pesadilla.

Una vez puesto en libertad, el agresor permanece en la casa, cerrada y con las persianas echadas. Al parecer, el hombre ya retuvo a su mujer e hijas hace tres años, aunque la esposa pudo escapar y avisar a la Guardia Civil. H