Los incendios forestales tienen su epicentro mundial desde hace días en Australia, a donde miran todos los ojos ante los más de 150 focos incontrolables que han calcinado ya un millón de hectáreas. Cuatro personas han perdido la vida, más de 300 casas han desaparecido por las llamas y 350 koalas (especie en peligro de extinción) han muerto en una tragedia de dimensiones colosales.

La provincia de Castellón sigue el suceso de Oceanía con preocupación, al igual que el resto del mundo, y cruza los dedos para que los fuegos forestales no rompan la tregua que desde hace dos años vive el interior. En el 2018 se quemaron apenas cinco hectáreas de bosque y en lo que va de año son poco más de 20, según datos del Consorcio Provincial.

Las últimas cifras quedan muy lejos de las registradas en el 2012, cuando 10.658 hectáreas fueron devastadas en el Alto Palancia durante el peor desastre natural desde el año 1994, que afectó a los términos de Altura, Teresa, Sacañet, Jérica, Viver y Bejís.

Pese al respiro que viven las montañas de Castellón, la Guardia Civil y la justicia no descansan e investigan cada pequeño foco registrado por si pudiera ser constitutivo de delito. El Ministerio Público analizó durante el año pasado un total de 55 casos en la provincia por presuntos delitos de incendio forestal. Dicho de otra manera, la justicia indagó sobre cuatro fuegos provocados cada mes. Este tipo de procedimientos judiciales se dispararon en Castellón en el 2018, pues solo un año antes la Fiscalía no registró ninguno. Así lo pone de manifiesto la memoria anual que elabora el Ministerio Público y que recoge las diligencias de investigación llevadas a cabo.

SANITARIO Y PIRÓMANO / Uno de los casos recientes más llamativos fue el que desenmascaró a un conductor de ambulancias que sembró el caos en el 2018 en Castellón y Valencia al ejercer, además, de presunto pirómano. Provocó, supuestamente, cuatro incendios forestales en Ayódar, Ribesalbes y Llíria y utilizó su profesión para camuflarse entre los dispositivos de emergencias sin levantar sospechas. El sanitario, de 21 años y con antecedentes por hechos similares, acabó en prisión provisional.

En Sant Mateu, la Guardia Civil identificó hace siete meses a un varón como presunto autor del incendio que afectó al barranco Abeurador y la Font de les Piques. Quemó 18 hectáreas y media de matorral y pinar. Los agentes procedieron a la investigación del hombre al descubrir que el origen de las llamas estaba en una quema de restos de poda que no estaba autorizada.

Los análisis realizados por la Fiscalía establecen cinco tipos de incendio: por beneficio, venganza, sin sentido, imprudente grave e imprudente leve. En la provincia el perfil del pirómano es un hombre de mediana edad.