La desaparición de Francisco Arévalo ha quedado, finalmente, en un buen susto. El castellonense, de 78 años y enfermo de alzhéimer, apareció ayer, sano y salvo, en la CV-10, cerca de la carretera Alcora de Castellón.

Una pareja que andaba por la zona lo encontró entre unos matorrales y alertó, de inmediato. El anciano estaba consciente, aunque desorientado y con síntimas de hipotermia.

La Policía Local se personó en el lugar, así como dos ambulancias, que reconocieron al hombre y lo trasladaron al Hospital General de Castellón. Arévalo permaneció 72 horas desaparecido y ni sus familiares ni los efectivos que lo buscaban, desde que sus allegados formalizaron la denuncia, habían tenido noticia alguna de él. Su mujer y sus amistades no podían contener ayer la alegría por haberlo hallado en buen estado de salud, pues todos temían que la historia no tuviera un final feliz.

El hombre salió a pasear el martes por la tarde, en dirección a la plaza María Agustina, y no regresó a su domicilio.

Sus familiares se movilizaron, rápidamente, para encontrarlo. En los últimos días el rostro de Arévalo ha permanecido en cada rincón de la capital de la Plana, esperando que alguien lo reconociera y diera una pista.

La casualidad quiso ayer que dos caminantes dieran con el anciano, que se recupera ya en el centro hospitalario, en compañía de los suyos. La policía advierte del grave riesgo que comporta que los enfermos de alzhéimer salgan solos. H