Agentes de la Guardia Civil han localizado 370 kilos de cocaína que iban ocultos en el interior de un contenedor que transportaba madera con destino a una empresa ubicada en les Alqueries.

Los hechos se produjeron el lunes, cuando efectivos de la Benemérita acompañaron desde el Puerto de València --donde se descargó el container -- al camión sospechoso hasta la nave industrial de la firma ubicada en esta localidad de la Plana Baixa, que era el destino de la carga que transportaba el convoi. El depósito, según informó el gerente de la mercantil alqueriense, transportaba madera procedente de Brasil. Una vez en el interior de la nave, se procedió a aperturar el container y, junto a la carga legal, los efectivos localizaron la cocaína.

El gerente aseguró que la empresa de Brasil es una firma con la que vienen trabajando «habitualmente» y con la que «nunca había pasado nada». Al parecer, reciben un envío de unos cien contenedores al año.

Desde la empresa de les Alqueries negaron cualquier tipo de relación con la carga ilegal y mostraron su consternación por la situación. «Nos hemos encontrado con un marrón gordo, sin comerlo ni beberlo», aseguró el gerente, que añadió que «no ha sido detenido nadie en esta actuación».

De hecho, el mismo chófer que conducía el camión se fue por su propio camino, señalaron. Y en la empresa se sigue trabajando con normalidad, según pudo comprobar este rotativo ayer.

Al parecer, la Guardia Civil sospechaba ya de la existencia de dicha carga irregular, motivo por el cual escoltó al transporte desde la zona portuaria de València hasta la provincia de Castellón.

El hecho de que aparezcan contenedores con droga no es raro. Por ejemplo, el pasado febrero, también en el Puerto de València, fueron confiscados 420 kilos de cocaína en otro contenedor.

En los puertos que soportan un elevado volumen de tráfico los narcotraficantes suelen utilizar la llamada técnica del gancho perdido, que consiste en camuflar la droga en contenedores descargados en medio de una mercancía legal.

La droga se introduce en el container en el puerto de origen o escala, con el desconocimiento de la empresa exportadora de la carga legal que transporta. Se rompen los precintos, se mete la cocaína y se cierran de nuevo. Una vez que el recipiente está en el puerto de destino, personas de la misma organización retiran el estupefaciente tras romper esos segundos precintos del contenedor y los sustituyen por unos terceros precintos falsos que la propia red remite junto con la droga. La idea es aparentar que los contenedores no han sido manipulados y salvar los controles policiales y aduaneros.