La Audiencia Provincial de Castellón ha ratificado la condena de tres años de internamiento en régimen cerrado y otros dos de libertad vigilada impuesta a un menor de 14 años, que violó a una joven de 16 en el interior de una colla de la capital de la Plana la pasada Magdalena y presumió de ello, tal y como publicó en exclusiva Mediterráneo.

El máximo órgano judicial de la provincia ha desestimado el recurso interpuesto por la defensa del agresor sexual, tras ser ya sentenciado por el Juzgado de Menores. Los hechos se produjeron el 14 de marzo del 2015, en un local de la calle Donat de Castellón y cuando la víctima se encontraba seriamente afectada por la ingesta de bebidas alcohólicas.

El condenado aprovechó que la menor había ido al baño, mareada y a vomitar, para introducirse detrás de ella y echar el pestillo para evitar su salida.

Tal y como relata la sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, el violador se aprovechó de que la chica carecía de fuerzas y consiguió bajarle las mallas que llevaba puestas y la ropa interior, a pesar de los intentos de la víctima por evitarlo.

Recostó a la joven en el inodoro y, sujetándola, la penetró. La chica intentó zafarse sin éxito y él la colocó en otra postura, en la que siguió agrediéndola hasta que alguien tocó a la puerta y la víctima, empujando al menor, logró salir del baño y pedir ayuda.

La afectada sufrió, debido a la violación, una fisura en la pared vaginal y tuvo que ingerir la pastilla del día después, además de antibióticos para evitar enfermedades de transmisión sexual y llevar seguimiento médico, según consta en el fallo.

SECUELAS DE LA AGRESIÓN // A consecuencia de la agresión, la menor de edad sufrió un trastorno de estrés postraumático, que precisó tratamiento psiquiátrico y médico, y su situación tardó en estabilizarse tres meses.

Una amiga de la afectada relató durante el juicio cómo ella misma había acompañado a la víctima en dos ocasiones al baño, previamente a la violación, para que la joven pudiera vomitar. Asimismo, la testigo aseguró que aporreó la puerta cuando se dio cuenta de que el ya sentenciado la había cerrado por dentro. Tal y como reza la sentencia, la afectada salió del baño “desencajada, llorando y abrazándose a sí misma tras la agresión sexual”.

La víctima contó a su amiga lo ocurrido, así como a otros dos amigos. Fue precisamente el padre de uno de estos quien acudió a denunciar la violación cuando su hijo le contó la gravedad de lo sucedido en la colla de la capital.

Cuando la madre de la joven se enteró de lo que había ocurrido tuvo serios problemas para convencer a su hija de que lo denunciara, pues esta se encontraba muy afectada por lo sucedido.

Según ha considerado el tribunal, “el acusado es muy joven y capaz de vencer todas las dificultades en un momento tal de excitación” para lograr mantener relaciones no consentidas con la chica. A ojos de los magistrados, el delito cometido y su reacción posterior, alardeando de lo ocurrido, “no son más que un ejemplo de su falta de educación y la necesidad de corregirla”. H