N ada puede explicar qué pudo pasar por la cabeza al parricida de Cabanes para minutos después de las tres de la madrugada del domingo pasado entrar en la habitación donde dormían sus dos hijos, de 10 y 12 años, en el apartamento de la urbanización Costamar junto a la playa de Torre la Sal, en la Ribera de Cabanes, y asestarles sendas cuchilladas a ambos en el pecho, con la clara intención de acabar con su vidas sin mediar discusión previa ni motivo alguno. Acto seguido, tras ser reprendido por su esposa, el parricida subió a la azotea y se arrojó al vacío.

Los investigadores de la policía judicial de la Guardia Civil de Castellón manejan como principal hipótesis que el autor de la muerte de su hijo de 12 años y del intento de asesinato de su hija, de 10, sufriera un posible brote de tipo psicótico. Una vez descartado prácticamente que sea un caso de violencia de género, al no haber denuncias previas ni tampoco una mala relación entre el matrimonio, las pesquisas se centran en saber hasta qué punto estaba diagnosticada o no la posible enfermedad mental del parricida y si este tomaba medicación o se negaba a ello.

No obstante, al haber fallecido el autor del parricidio la investigación abierta por el Juzgado de Instrucción número uno de Castelló, en funciones de guardia cuando se cometió el crimen, está abocada al sobreseimiento al extinguirse con su muerte la responsabilidad penal de lo ocurrido.

ESTADO DE LA MENOR //

Ten hizo estas declaraciones delante de la tenencia alcaldía de la Ribera de Cabanes, donde se celebró un minuto de silencio. Aseguró que «ahora se deberá poner atención en las secuelas psicológicas que pueda sufrir la niña tras la tragedia», comentó. «Además, hay que hacer mucha pedagogía, que los padres hablen con sus hijos y que se proteja, sobre todo, a la infancia», señaló la representante del Gobierno central en Castellón.

Mientras, la teniente de alcalde de la Ribera de Cabanes, Lidón Morralla, condenó los hechos y ofreció ayuda a la familia «en aquello que puedan necesitar», y envió «ánimos» a la madre. Morralla dijo también que el consistorio ha ofrecido atención psicológica «especialmente a los vecinos de las víctimas», precisando que hay «algunas personas que necesitan ayuda».