Los cinco miembros de un clan familiar acusados de haber contratado a un sicario para matar por venganza a un integrante de otro clan rival, todos de etnia gitana, han negado su implicación e incluso, algunos han afirmado no conocer al fallecido ni a su familia y no haber tenido "jamás" problemas con ellos.

Los acusados han comparecido en el juicio que ha comenzado este jueves en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Castellón, en el que están acusados seis miembros de la misma familia, aunque uno no ha comparecido por sufrir una demencia sobrevenida, y para los que el Fiscal pide 25 años de prisión por un delito de asesinato.

Según el Ministerio público, los seis miembros se habrían puesto de acuerdo para contratar a un sicario -que no ha sido identificado- para acabar con la vida de la víctima de cinco disparos mientras este trabajaba en el mercadillo municipal de Vinaròs el 2 de octubre de 2008.

Y lo habrían hecho, según el Ministerio Fiscal, para vengar la muerte de su tío a manos del clan familiar al que pertenece la víctima en 2003 en una reyerta en Sabadell (Barcelona).

El primero de los acusados en declarar -un sobrino del hombre asesinado en Sabadell- ha explicado que solo vio a la víctima un par de veces, que no tenía ningún problema con él y que él no estuvo en esa reyerta en Sabadell.

Y ha asegurado que él y sus hermanos ayudaron a sus primos a pagar a los abogados que contrataron para afrontar el proceso judicial por la muerte de su padre en Sabadell y, según él, de ahí "viene todo este conflicto".

Ha afirmado que las acusaciones de culpabilidad del clan rival hacia ellos son un "bulo" y que desde que lo difundieron su familia "tenía miedo" porque "son peligrosos" y por eso se fueron de Sabadell.

Otra de las acusadas, hermana del primer acusado, ha explicado que solo tenía 16 años cuando ocurrió la reyerta de Sabadell y que "jamás" tuvo un problema con la familia de la víctima ni conoce a ninguno de sus miembros.

La madre de los dos primeros acusados ha asegurado que no conocía a la víctima ni a su familia, ni ha tenido nunca "ningún problema" con ellos y que lleva 20 años viviendo en el Prat de Llobregat (Barcelona) donde ha criado a sus hijos que son, ha dicho, "catalanes de buen ambiente".

La mujer ha reconocido que tenían miedo pero ellos "no habían hecho nada" y ha asegurado que no hubiera permitido que sus hijos llevaran a cabo la venganza de su tío (fallecido en Sabadell), porque ese asunto le correspondería a los ocho hijos que tenía él.

Los dos últimos acusados, hermanos de los dos primeros, se han acogido a su derecho a no declarar, aunque uno de ellos ha dicho que solo está acusado "por una conversación grabada que no tiene nada que ver con esto" y ha dicho ser una "víctima" y que "no pueden tener nada" contra él "porque no hay nada".

Las defensas de los acusados han explicado que, según la ley gitana, la venganza del fallecido en Sabadell correspondía a sus hijos, y no a sus sobrinos -que son los acusados que han comparecido hoy junto a su madre- y han acusado a la Policía de "haberse agarrado a un clavo ardiendo y se quemó" por haber seguido "una sola línea de investigación".