La Fiscalía Provincial de Castellón solicita una pena de cárcel de cinco años y seis meses para un joven acusado de vender pastillas en las inmediaciones de una discoteca y de, tras ser detenido, huir del cuartel de la Guardia Civil e, incluso, agredir a un agente en el momento en que lo estaba reduciendo para llevarlo de nuevo al acuartelamiento. El juicio está previsto que se celebre el próximo 13 de septiembre en la sala de vistas de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Castellón, a partir de las 10.00 horas.

Según reza el escrito de acusación redactado por la Fiscalía de Castellón, los hechos se remontan el 22 de agosto del 2015, cuando, alrededor de las 21.00 horas, el acusado, que responde a las iniciales G.M.A., se encontraba en el párking de una discoteca de Cabanes expediendo, presuntamente, a terceras personas no identificadas sustancias estupefacientes. Fue entonces cuando fue sorprendido por un vigilante de seguridad del recinto, quien, avisó de inmediato a la Guardia Civil. Los agentes de la Benemérita le practicaron un cacheo durante el cual le fueron intervenidas 56 bolsitas con MDMA, ketamina y anfetaminas. Según la Fiscalía todas estas sustancias iban a ser destinadas a la venta estando su distribución totalmente prohibida al estar incluidas en las listas del Convenio de Viena del 21 de febrero de 1971. El Ministerio Público sostiene que el acusado podría haber obtenido un beneficio ilícito de más de 940 euros.

EN LOS CALABOZOS // Cuando los agentes se llevaron al joven detenido hasta los calabozos del cuartel de la Guardia Civil de Cabanes, este, una vez le habían interrogado, solicitó poder ir al baño, por lo que uno de los guardias lo acompañó hasta el mismo. En ese momento, y aprovechando que en el cuarto de aseo había una ventana, el arrestado se escapó.

Al ver el guardia civil que lo acompañaba que no salía y que no respondía a su llamada, tiró la puerta abajo y se percató de que había huido. Rápidamente, varios guardias comenzaron a buscarlo por las inmediaciones del cuartel y en pocos minutos fue localizado rezagado entre unos arbustos, donde estaba intentando camuflarse para no ser visto.

Al proceder a la detención el joven mostró una resistencia muy activa, profiriendo insultos a los agentes de la autoridad. Tal fue la violencia empleada que llegó, incluso, a agredir a uno de los guardias civiles que trataba de detenerlo. Tras reducirlo y ponerle las esposas fue, de nuevo, introducido en los calabozos.

El Ministerio Público, además de la pena de cárcel, solicita para el procesado el pago de una multa de 2.700 euros, más el abono de las costas procesales.