El preso fugado de un furgón de la Guardia Civil tras acudir a una consulta en el Hospital General de Castelló, Juan Antonio Jiménez Martínez, cumplió ayer una semana en búsqueda y captura. El reo, condenado por tres delitos de homicidio en grado de tentativa por su participación en un tiroteo entre clanes en San Vicente del Raspeig (Alicante), fingió un dolor repentino, golpeó a un agente y escapó a la carrera por el aparcamiento privado trasero del centro hospitalario.

El interno estaba convaleciente de una operación que no revestía gravedad. Aprovechó la salida del centro penitenciario para idear la manera de fugarse y lo hizo esposado y a la carrera.

La Guardia Civil no logró encontrarlo tras su huida y dio aviso a la Policía Nacional. Pese a los esfuerzos por dar con el homicida condenado, no hubo suerte.

Como adelantara la semana pasada este periódico, el susodicho pidió a un peatón que le prestara su móvil para realizar una llamada y se puso en contacto con un familiar, residente en Alicante. Es allí donde los investigadores sospechan que se esconde, pues el testigo escuchó al fugitivo dar su ubicación y pedir que fueran a recogerlo. A Juan Antonio Jiménez Martínez le quedaban por cumplir más de diez años por su participación en un tiroteo con más de 23 balas disparadas en el año 2013. Según declaró probado la Audiencia de Alicante, el móvil fue una deuda económica.