Una mujer se sentó ayer en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial para reconocer que desplumó a su tía, anciana, enferma e incapacitada, entre los años 2009 y 2013. Sucedió en Castelló, mientras la víctima se encontraba ingresada en residencias de la tercera edad.

La procesada, que alcanzó un pacto con la Fiscalía y aceptó una condena de un año de prisión antes del inicio de la vista, tenía acceso a las cuentas y al patrimonio de la afectada. De hecho, la mujer estaba autorizada en el banco de su familiar tras haber obtenido un poder para gestionar los bienes de la anciana.

Tal y como admitió la procesada ayer ante el tribunal de la Sección Primera, realizó periódicas transferencias a sus propias cuentas y también reintegros en efectivo hasta apoderarse de una cantidad total superior a los 100.000 euros entre disposiciones de dinero y el valor de toda una serie de joyas que se quedó. Entre las alhajas sustraídas se encontraban: un reloj de la firma Cartier, una alianza de oro, una pulsera de caña de oro, una cadena con la Cruz de Caravaca, un anillo y unos pendientes, según el escrito del Ministerio Fiscal.

Los hechos reconocidos constituyen un delito continuado de apropiación indebida. A la acusada se le aplicó ayer la atenuante de reparación del daño, pues antes del juicio había consignado una cantidad próxima a los 13.000 euros. Los magistrados de la Audiencia la sentenciaron a que abonara los 88.900 euros restantes a los legítimos herederos de la anciana ya fallecida en concepto de responsabilidad civil.

ABUSO DE CONFIANZA / El modus operandi de la procesada, con abuso de confianza y de acceso al patrimonio de la víctima, es más habitual de lo que pudiera parecer.

El pasado mes de enero la Audiencia de Castellón ya condenó a un vecino de Burriana por sacar hasta 98.000 euros de las cuentas bancarias de un amigo, que le había confiado la gestión de sus bienes. Los jueces le impusieron 22 meses de prisión y una multa.

No es, ni mucho menos, un caso aislado. En el 2016 una mujer de 33 años, vecina de Almassora, admitió que se hizo con la clave de la tarjeta de crédito de la anciana a la que cuidaba y que sacó, sin ella saberlo, 1.400 euros de su cuenta. Lo hizo en tres ocasiones, en cajeros automáticos de Almassora y Burriana, y cuando la hija de la víctima sospechó lo que podía estar ocurriendo, la empleada del hogar arrancó las correspondientes hojas de la cartilla que demostraban su robo.

En el caso de las asistentas del hogar, las autoridades también practican detenciones cada año en la provincia por robos en casas donde trabajan.