Treinta trasteros han quedado destrozados en dos bloques de viviendas de la avenida Cardenal Enrique Tarancón de Burriana, afectadas esta semana por la última oleada de robos en la localidad. No han sido los únicos vecinos damnificados por la acción de los ladrones, pues en la calle Lluis Vives los asaltantes han logrado entrar en una vivienda y lo han intentando en otros domicilios del mismo edificio, tal y como ha podido saber Mediterráneo.

Los números 16 y 18 de la avenida --ubicados justo en frente del IES Llombai-- han denunciado los hechos ante la Guardia Civil, que ya está tras la pista de los asaltantes. «Se han llevado bicicletas, motosierras y otros enseres, aunque el principal daño ha sido que han reventado las puertas con una palanca y ahora tenemos que cambiarlas», informaron ayer las víctimas a este periódico. Algunos afectados han querido tapar con planchas metálicas los agujeros realizados, mientras otras puertas continúan totalmente reventadas.

TESTIMONIOS

«Mi hija oyó a principios de esta semana una serie de golpes fuertes por la noche, pero pensamos que igual no era nada y decidimos no llamar a la policía. Seguramente, serían los ladrones. Menos mal que no se nos ocurrió bajar a mirar porque podríamos habérnoslos encontrado de frente», explicó a este rotativo Marisol, una de las residentes, quien no dudó en mostrar los desperfectos ocasionados.

«Creemos que son gente del barrio, muy cercana, porque han accedido a dos edificios anexos y en varias jornadas distintas», aseveró, confiando en que los agentes de la Benemérita den con los autores. «Nos da bastante miedo el pensar que ahora, tras forzar los trasteros, puedan intentar entrar en las casas», lamenta.

En el número 15 la calle Lluis Vives, a tan solo un kilómetro de distancia, los ladrones también han actuado en las últimas horas. Según ha podido saber este diario, los cacos lograron hacer palanca en una de las viviendas ubicadas en el segundo piso. «Se llevaron bastante dinero y, cuando yo llegaba a casa, me crucé con el ladrón en el portal. Iba con la cara descubierta y no sé si tendría algún cómplice esperándolo fuera para huir», relató ayer uno de los propietarios.

«En mi casa también intentaron entrar porque se aprecian las picadas hechas con algún tipo de herramienta en la madera y hay más vecinos que también las tienen», aseveró el hombre.