El Tribunal Supremo ha ratificado la condena de cinco años y medio de prisión para un falso constructor que promocionó y vendió 15 chalets fantasma en Burriana, apropiándose de unos 900.000 euros de las víctimas.

Manuel Segarra Castro, vecino de Burriana y de 43 años, fue sentenciado hace ahora un año por un delito continuado de estafa agravada. La Audiencia Provincial de Castellón consideró acreditado que engañó a una treintena de personas, a las que convenció para adquirir adosados, que no estaban construidos, sobre unos terrenos del PAI Novenes de Calatrava. El procesado, a pesar de no tener el menor derecho sobre esas parcelas, decidió hacerse pasar por el propietario de los terrenos e iniciar la venta de futuras casas de alto standing (decía que contarían con cinco habitaciones, tres baños con hidromasaje, domótica y jardín).

El condenado no aceptó la sentencia y decidió recurrirla en casación al alto tribunal de Madrid, quien ha acabado rechazando ese recurso al considerar ajustada la pena impuesta en Castellón.

Para llevar a cabo su plan, según consideraron demostrado los magistrados de la Plana, Segarra mandó elaborar un plano con la distribución interior de las viviendas y él mismo encargó panfletos para atraer a compradores, así como impresos de reserva y documentos de compraventa con expresión del equipamiento y las calidades del inmueble.

Con la finalidad de dar una mayor apariencia de seriedad, se acercó a dos inmobiliarias de Burriana para pedir que expusieran en sus locales la publicidad, propuesta que sus responsables aceptaron, cobrando asimismo una elevada comisión si lograban la venta de algún chalet. Por ello, deben también abonar parte de la responsabilidad civil del caso.

AFECTADOS / La estafa afectó a un total de 27 personas, que perdieron sus ahorros e hipotecaron las propiedades de sus familiares, como ellos mismos relataron en el juicio. El ya condenado, que había ejercido como albañil durante años, quiso lucrarse, según confirmó la sentencia, del negocio inmobiliario sin tener formación ni solares en propiedad para hacerlo y a sabiendas de que no iba a construir esas casas.

«Puede que cometiera un error, ¿qué quiere que le diga? Pero en Burriana esto era una práctica habitual», se excusó durante su interrogatorio Manuel Segarra a preguntas de la Fiscalía.

«Nosotros confiábamos en él, era un amigo de la familia. Hipotecamos la casa de mis padres para comprar uno de los chalets que nos ofrecía y, tras pedir un préstamo bancario y darle 45.000 euros, nos enteramos de que todo era una estafa», explicó durante la vista oral una víctima.