Frank Cuesta se encuentra este domingo (DMax, 21.30 horas) ante uno de los retos más contradictorios de su carrera profesional. El herpetólogo, conocido defensor de los animales, protagoniza un programa especial en el que intenta ponerse en la piel de los cazadores... sin lograrlo.

Después de sus episodios en California, y mientras rodaba los diferentes capítulos de su Wild Frank en África, Cuesta fue invitado a participar como observador a una cacería de jirafa. La idea partió de los cazadores profesionales Chris Wilken y Stephen Palos, que estaban convencidos de ser capaces de que Cuesta viera esta práctica desde otra perspectiva. «Quiero invitar a Frank a esta cacería solo para que la gente vea por sí misma que hay una percepción errónea sobre la caza» asegura Wilken en el espacio. «Sé que a Frank no le gusta nada la caza. Así que estoy muy impresionado de que haya aceptado a venir a verlo por sí mismo», añade Palos.

Las cacerías legales organizadas para personas adineradas que buscan vivir la experiencia de matar especies salvajes y llevarse el trofeo a su casa es una práctica habitual en algunos países, por la que algunos clientes pagan miles de euros. Este negocio se ha convertido en una forma de vida para algunos de los habitantes de las regiones en las que se celebran estos safaris, que viven del dinero que deja el turismo de cacería.