Telecinco ha encontrado en Supervivientes a su gallina de los huevos de oro de esta temporada. Tras el pinchazo del último Gran Hermano, que fue clausurado antes de tiempo por su escaso respaldo popular, en la cadena de Fuencarral había inquietud por conocer el estado de salud de los formatos de telerrealidad. ¿Se habrían cansado los telespectadores de cotillear las andanzas de un manojo de individuos encerrados en un lugar? Los índices de audiencia conseguidos por el programa desde su estreno el 15 de marzo han espantado los malos augurios. Larga vida al reality. Al menos, al que somete a rostros conocidos a las pruebas de supervivencia más extremas.

Después de 17 ediciones, Supervivientes está batiendo este año sus récords históricos. Con más de tres millones de fieles seguidores y un 28,6% de cuota de pantalla, Telecinco presume de estar emitiendo ahora mismo «el programa más visto y con mayor share de la temporada». También, de haber sacado brillo a un formato que no por sobradamente conocido muestra señales de agotamiento. Nunca antes el concurso había conseguido hacerse con un trozo tan grande de la tarta televisiva -el año pasado no pasó del 26% de share--, ni siquiera cuando la fragmentación de las audiencias era una amenaza remota que no quitaba el sueño a los programadores de las cadenas. De hecho, en sus primeras ediciones, a principios de la década del 2000, Supervivientes apenas interesaba al 20% del público.

Consciente del tesoro que tiene entre manos, Mediaset lo está explotando al máximo y actualmente ofrece hasta cuatro emisiones nocturnas a la semana --los martes, miércoles, jueves y domingos--, sin contar la coba que dan a las cuitas de los concursantes en otros espacios de la cadena, como El programa de Ana Rosa o Sálvame, entre otros.