La supresión de la denominada regla de gasto para el año 2020, según adelantó hace unos días la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, después de que el Congreso tumbara el decreto con el que el Ejecutivo accedería a los remanentes locales, permitirá recurrir a la totalidad de fondos que los Ayuntamientos de Castellón ahorraron al menos en el ejercicio 2019, de los que, hasta la fecha, solo podían disponer de una reducida parte vinculada al crecimiento de la economía española y que ahora los alcaldes tienen previsto destinar a obras en infraestructuras y gastos vinculados con la pandemia.

Esta flexibilización, que aplaudieron el líder del Consell, Ximo Puig, y el presidente de la Diputación, José Martí, tal y como publicó este periódico, llega tras otra anterior, durante los primeros meses de la crisis del coronavirus, mediante la que se autorizó desde el Gobierno central a los consistorios a consignar un 20% del total de este superávit a uso social.

«Podremos dar utilidad a este dinero, que al final son ahorros de los vecinos, por lo que los revertiremos de nuevo en ellos», explicó ayer el munícipe de Peñíscola, Andrés Martínez, donde ya han acometido diferentes actuaciones con los 3,9 millones acumulados a finales del ejercicio pasado y ahora realizarán otras nuevas por un valor total de 600.000 euros. Muchos coinciden en dedicar este importe a trabajos.

En Vinaròs, su alcalde, Guillem Alsina, señaló que prevén intervenciones como «suplementar partidas para reparar daños de temporales o realizar renovaciones de pavimentos», entre otros, y que llevarán a cabo con parte de los 1,4 millones que atesoraron.

Mientras, en Burriana y Benicarló optaron ayer todavía por mantener la cautela sobre los planes de futuro: «Miraremos con calma todo con intervención y estudiaremos las posibilidades, ya que tenemos que analizar otros aspectos como el del equilibrio presupuestario», explicó la máxima responsable del primer municipio, Maria Josep Safont. Además, la alcaldesa del segundo, Xaro Miralles, incidió en la necesidad actual de destinar un mayor importe a gastos de funcionamiento, «como es el caso de la limpieza en calles y colegios, a raíz del covid-19» y a otros conceptos relacionados.

Tampoco concretaron por ahora la finalidad de la cuantía en el caso de la capital de la Plana, que asciende a 1.750.000 euros, de los que 350.000 ya fueron a parar a cubrir la «emergencia social». Amparo Marco celebró la medida: «Destacamos la sensibilidad del Gobierno de atender las reivindicaciones de los municipios», dijo y ya mostró anteriormente su intención de priorizar la crisis en el reparto de los importes.

Los 600.000 euros de Moncofa irán de nuevo a intervenciones en dependencias e instalaciones municipales, como es el caso del alcantarillado o la ampliación del cementerio, tal y como detalló el primer edil, Wenceslao Alós, y también a cubrir deuda pública. Benicàssim, una de las localidades con mayor superávit al alcanzar los 4 millones, como confirmó la alcaldesa, Susana Marqués, planteó acometer reclamadas remodelaciones entre los ciudadanos como la mejora de la cubierta del polideportivo, entre otras.

En Onda, donde ya han invertido 6 millones de euros, y sobre los 685.000 euros afectados por el presente acuerdo, el concejal de Hacienda, Salvador Aguilella, criticó «estar igual que la semana pasada». Y l’Alcora ya optó anteriormente por amortizar deuda pública con los 100.000 euros generados, manifestó el alcalde, Samuel Falomir. Informa J. Nomdedeu.

Sin beneficios

Se da el caso de algunos puntos de la provincia sobre los que la decisión puede pasar de largo al cerrar el pasado ejercicio económico sin generar beneficios para las arcas municipales o en los que fueron muy reducidos por varias circunstancias.

Vila-real, por ejemplo, carece de remanentes en estos momentos, aunque su alcalde, José Benlloch, calificó la eliminación de la restricción como «una decisión muy acertada, sobre todo en un momento como el que estamos viviendo, en el que los Ayuntamientos nos hemos visto obligados a descuadrar las cuentas». Almassora también cerró el año con un remanente «casi inexistente».