Después de una campaña tempestuosa y extraordinariamente atípica, los estadounidenses salieron ayer a votar con la sensación de que el futuro del país está más que nunca en juego. Las colas frente a los colegios electorales fueron la norma, sin que al cierre de esta edición se registraran incidentes significativos. Sea con Clinton o con Trump en la presidencia, EEUU afrontará polarizado cuatro años difíciles.