Ciutadans, el partido antiprocés por excelencia, ha ganado las elecciones al Parlament. El partido que más rédito electoral ha obtenido del pulso soberanista, pasando de tres diputados en el 2010 a nueve en el 2012 y a 25 diputados en el 2015, se ha alzado con la victoria este 21-D tanto en votos (casi 1,1 millones) como en escaños (37). Pero no le servirá para gobernar porque los independentistas conservan la mayoría absoluta, de ahí que la euforia no se desbordara tanto como podría haber sido entre los cuatro centenares de personas que anoche acudieron a celebrarlo ante el escenario que colocaron en la avenida de Maria Cristina de Barcelona. Agridulce victoria para su candidata, Inés Arrimadas, quien al valorar los resultados optó por resaltar que «por primera vez en Cataluña ha ganado las elecciones un partido constitucionalista, Ciudadanos».

La tensión acompañó sus rostros durante toda la jornada, pero las sensaciones eran «espectaculares» entre algunos cargos de la formación desde primera hora de la mañana. Tras votar en la escuela Ausiàs March, la propia Arrimadas consideraba una «muy buena señal» las largas colas en los colegios, especialmente en muchos de Barcelona y de su área metropolitana, y esa movilización «histórica» les hacía presagiar cuanto menos que uno de sus objetivos de la campaña se estaba cumpliendo: tanta participación daba a entender que también estaba votando gente que hasta la fecha se había abstenido, y según sus cábalas, muchas de esas personas son contrarias a la independencia y apostaban por ellos para poner fin al procés. Algo que, pese a su triunfo, no tendrán suficiente fuerza para hacer.

SIN MENCIÓN A LA PRESIDENCIA / Aunque Arrimadas prefirió obviar en su intervención que no será presidenta, no opinaban lo mismo los simpatizantes que sí le corearon «presidenta, presidenta».

«Uno de cada cuatro catalanes ha confiado en este partido. La mayoría social catalana se siente catalana, española y europea. Los partidos nacionalistas nunca más podrán hablar en nombre de todos los catalanes. Han perdido votos, escaños y han perdido fuerzas», proclamó con la voz todavía un tanto ronca. «Ara sí, hem votat», «campeones, campeones...», coreaban los asistentes. Hasta se arrancaron de nuevo al grito de «presidenta, presidenta, presidenta».

Los naranjas exprimieron la capital catalana y las localidades de su entorno durante toda la campaña para pescar también en el electorado popular y del PSC. De los primeros capitalizaron la aplicación del artículo 155, para enojo de Xavier García Albiol.

Sobre los segundos, pese a que también han subido en votos y escaños, la candidatura de Arrimadas logró sembrar la duda de un tripartito de socialistas, ERC y los comuns, y aprovechó el amago de Miquel Iceta con el indulto a dirigentes soberanistas. Si en el 2015 el llamado cinturón rojo sucumbió al naranja (solo en Cornellà de Llobregat y en Santa Coloma de Gramenet se impusieron los socialistas), en esta ocasión únicamente ha predominado este último color.

Además, la provincia de Tarragona se ha consolidado como otro feudo del partido. Tanto, que hasta a ellos les sorprendieron los bajos resultados de PSC y PPC.

CON LOS OJOS EN MADRID / Pero Ciudadanos no concibió el 21-D solo como unas elecciones al Parlament. Aunque fuera en pequeñas dosis -porque la magnitud de la contienda catalana no daba para más-, Albert Rivera también fue colando en los siete actos que compartió con Arrimadas diversos mensajes que apuntaban directamente al Congreso de los Diputados. Es decir, a las futuras elecciones legislativas previstas para el 2019.

Y los resultados de ayer, sustentados en un discurso muy aplaudido por sus simpatizantes del resto de España, les hacen pensar que están en disposición de plantar mucha más batalla al PP, al que se han «zampado» en Cataluña, en palabras de un dirigente naranja.

«Hemos sacado más votos que los otros tres partidos nacionales juntos. Nosotros ya no podemos hacer más», afirmó Rivera en un claro toque a sus rivales. «Sé que hay millones de españoles siguiendo esta victoria como si fuera propia. España debe tener un proyecto de futuro que ilusione al conjunto de españoles», remató el líder del partido.