Nada más pulsar el botón del 155, el Gobierno obtuvo el apoyo fiel de Ciudadanos y la censura más rotunda de Podemos. Aunque Rajoy evitó confirmar la fecha que maneja para las forzadas elecciones autonómicas, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, le recordó que lo pactado es que las urnas se abran el 28 de enero. «Para nosotros el objetivo es una salida democrática, no es estar con una gestora de gobierno sine die y sin plazo, se tiene que acotar y cuánto antes convocar elecciones», advirtió. Esa fue la única mácula que halló Rivera a la comparecencia de Rajoy y a la activación del 155, cuyo cumplimiento, alertó, «no es en estos momentos una opción, sino una obligación» para un Gobierno catalán que «se ha declarado en rebeldía, se ha apoderado de las instituciones y ha secuestrado el Parlament». Rivera abrió la puerta a replantear las medidas si Puigdemont se comprometiera a convocar unos comicios «sin boicots», pero añadió que esta opción «no parece realista». Rivera abogó por que todas las formaciones se puedan presentar a las elecciones de enero, incluso aquellas que lleven la independencia en su programa: «El problema no es defender la independencia, si es por cauces democráticos, el problema es saltarse las leyes. El problema no es lo que digas, sino lo que hagas», avisó. El número dos de Podemos, Pablo Echenique, quien acusó a PP y PSOE de «suspender la democracia», no solo en Cataluña, sino también en España, y de «romper los consensos de los pactos del 78 de convivencia territorial». Según Echenique se está «poniendo en peligro la convivencia en nuestro país y empujando a Cataluña fuera de España». «Cuando el Senado apruebe las medidas anunciadas por Rajoy se dará la situación de que gobernará en Cataluña el partido que en las elecciones autonómicas consiguió el 8,5 por ciento de los votos». Pablo Iglesias, por su parte, dijo en Twitter que «el bloque monárquico cree mostrar autoridad, pero sólo revela su incapacidad para ofrecer soluciones y aleja todavía más a Cataluña de España».