Si el dinero en las cuentas corrientes de familias y empresas castellonenses ha alcanzado este año máximos históricos, como publicó Mediterráneo, su deuda continúa en caída libre hasta llegar a cifras inéditas desde hace más de una década que, además, suponen ya poco menos de la mitad del volumen récord que se vivió en el ejercicio del 2008.

La mayor prudencia de entidades financieras, ciudadanos y empresarios dibuja un cambio de mentalidad efecto de la dura recesión que explica la evolución constante de descenso pese a que la economía comienza a crecer.

LOS NÚMEROS

Según el último informe emitido por el Banco de España, con números correspondientes al cierre del primer trimestre de este año, el saldo vivo de los créditos de los castellonenses con los bancos suma 13.332 millones de euros. Para hallar en el registro histórico un mínimo similar es preciso remontarse hasta el 2005, hace ahora doce años, cuando el total de las obligaciones de pago ascendía a 13.229 millones. El dato de este año se sitúa, además, casi en la mitad del máximo histórico, alcanzado hace nueve años, ya que en el 2008, la deuda de familias y empresas llegó a ser de un total de 26.202 millones de euros.

Las causas del hundimiento del volumen de las obligaciones de pago son múltiples. Por un lado, se halla el flujo natural hacia la disminución del saldo vivo de los préstamos, a medida que se pagan las últimas cuotas.

Por otro, las trabas para conceder nuevos créditos, aunque se han relajado y el grifo del dinero se ha abierto, permanecen, ya que el nivel de exigencia de garantías de las entidades financieras continúa siendo alto.

En este marco se aprecia una actitud de prudencia que, tras desaparecer casi durante los años más claros de recesión, avanza hacia la estabilidad, y hace que el sector privado solo piense en solicitar financiación externa en casos muy concretos y, en la medida de lo posible, tira de sus propios recursos, o bien frena proyectos para los que no dispone de dinero contante.

LA ECONOMÍA CRECE

Precisamente en esta línea explica la situación provincial el economista castellonense Enrique Domínguez, quien señala que «la economía ha ido mejorando y se estima que en Castellón lo hace, al igual que en la Comunitat, por encima del 3%, pero las empresas y las familias saben bien lo que ha sido tener créditos difíciles de devolver y se lo piensan mucho antes de pedir un préstamo».

Añade que las firmas «tratan de tener remanente o de invertir mejor sus recursos para tener controladas sus necesidades diarias y se vigila mejor la inversión y el gasto». Del lado de la banca, Domínguez afirma que también hay «mucha más sensatez y, si hay un proyecto sólido y documentado, ahora seguramente concede la financiación».